Dos tramas se desarrollan de
forma paralela; una en Extremadura en el año 1941; la otra en Barcelona en
1981. Un crimen cometido durante la posguerra española produce consecuencias en
tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que se han cruzado en sus
vidas durante cuarenta años. Complots, secuestros, asesinatos, torturas,
violencia machista, son algunos ingredientes de esta fantástica novela. Con un
estilo descriptivo pero no por ello lento, el autor narra los acontecimientos
ocurridos y poco a poco va entrelazando los personajes de ambas tramas,
entrando en la psicología de cada uno de ellos. El resultado es una magnífica
novela de intriga e investigación, de sentimientos y rencores, de amor y odio,
de ambición y dolor, de hipocresía y sobre todo de culpa, una lacra que se
transmite de generación en generación, donde los hijos heredan los delitos de
los padres y los nietos los de sus abuelos.
Impresionada. Así me ha dejado esta extraordinaria novela
negra a la que me acerqué con cierto recelo pues ni el título ni la portada me
llamaban la atención a priori. Sin embargo, ha sido todo un acierto. Magistral
el hilo y la narración, la prosa y el tempo, los personajes...
Víctor del Árbol (Barcelona, 1968). Licenciado en Historia
por la Universidad de Barcelona, ha sido seminarista durante cinco años en
Ntra. Sra. De Montealegre y Mosso D´Escuadra desde 1992. Tras una dilatada vida
como lector, decidió dar el salto a la escritura y recibió el Premio Tiflos
2006 con su primera novela El peso de los muertos. Su segundo libro, La
tristeza del samurai, le ha confirmado como uno de los grandes escritores
del momento en novela negra y le ha dado el espaldarazo definitivo de crítica y
público. En 2013 ha publicado su última novela: Respirar por la herida.
La acción discurre en dos lineas temporales paralelas y dos escenarios diferentes. Por una parte la historia se desarrolla en los años cuarenta, en Extremadura, y por otra, en los ochenta en Barcelona.
El argumento, va desgranandose
poco a poco entre estas dos líneas de una manera soberbia. El autor selecciona
los hilos y los va trenzando poco a poco de manera que vamos asistiendo a los
acontecimientos desde el desconocimiento del comienzo hasta el tapiz final, en
el que podemos ver el resultado de cuanto hemos leído. Y no es poco lo que nos
muestra puesto que pasamos de la época de postguerra a la convulsa democracia
primeriza, donde el escritor nos demuestra qué poco cambio suponen para algunos
nada menos que cuarenta años.
Isabel Mola es la gran
protagonista de esta novela, aunque (o quizás por eso), sea la gran ausente de
la misma. Como en la vida, su figura —su ausencia, mejor dicho— será el pilar
central alrededor del que se tejen todos los destinos de los personajes del
libro. Condenada a una vida de maltrato, súbitamente el amor se cuela en su
mundo y por ello decide actuar, pero nada será como ella ha preparado. El
desamor, la traición y la ambición acudirán prestas a decidir su destino. Uno
con el que ella no contaba. Y que alargará sus últimas consecuencias hasta
cuarenta años después de su muerte.
Uno de los
puntos fuertes de esta novela es que tanto los personajes como la trama se van
descubriendo poco a poco de manera muy inteligente y con un uso del tempo
maravilloso. No es una novela trepidante ni está llena de artificios. Es más
bien un tablero de ajedrez creado por el autor con la intención de adentrar al
lector en la partida, haciéndole partícipe de hechos históricos, y dándole
detalles con los que poder elaborar las hipótesis necesarias.
Y qué decir de
los personajes. Me han ganado desde el principio. Por humanos. Porque nadie es
bueno ni malo al cien por cien, como en la vida misma. Porque ninguno de ellos
es inocente. Porque todas sus vidas están tiznadas de un peso vital tan
angustioso que bien podría ser real. Están descritos y definidos tan al detalle
que casi se pueden tocar.
Creo que dentro
del corte de novela negra en el que últimamente van encajando otras
obras cuyas líneas argumentales diluyen en cierta manera la esencia de este
género, ésta podría calificarse es de novela negra pura. Se palpa la venganza,
el odio, no está exenta de crímenes y las motivaciones de sus personajes son
tan “oscuros” como podría esperarse de una novela tipo: egoísmo, ambición o la
búsqueda de la redención mediante el olvido.
Si os gusta la
novela negra, no os la podeis perder. Os va a dejar con la boca abierta.
Seguro. Me la juego.
Feliz día.
P.S: Me acabo de enterar que Víctor del Árbol vendrá a Pamplona en su semana de novela negra....¡Espero que las circunstancias me den un poquito de margen y pueda acudir, lo estoy deseando!
Tengo muchas ganas de leer esta novela, bueno, todas las de Víctor ya que Respirar por la herida me encantó y todas las opiniones que veo de sus libros son muy positivas
ResponderEliminarBesos
Yo estoy sorprendida y encantada, la verdad. Espero que lo leas pronto y lo disfrutes al menos tanto como yo lo he hecho.
EliminarBesicos
Víctor del Árbol parece ser un escritor de esos que pisan fuerte, así que espero conocerlo en breve... Pero creo que elegiré otro libro, no porque éste sea malo, sino porque otros me llaman más la atención. 1beso!
ResponderEliminarNo las tenía todas conmigo por la portada y el título, ya digo, pero realmente, es una potentísima novela. Es el único libro que he leído del autor así que no puedo darte más datos de sus otras novelas, pero sé que tiene unas críticas excelentes...¡Por algo será!
EliminarBesicos
Leí este verano Un millón de gotas y me gustó mucho :) quiero leerlos todos, no hay reseña mala de este (que me haya encontrado)
ResponderEliminarBesos
Reconozco que llevaba una idea equivocada del libro y comencé la lectura bastante escéptica, pero qué quieres que te diga. Me ha ganado. Por goleada, de mano, sin medias tintas. Merece la pena. Y mucho.
EliminarBesines
Desde luego que Víctor del Árbol está arrasando... Sé que llegaré a él, pero mi ritmo es raro y a paso de tortuga, se me da bien llegar tarde a todo :D Me gustan las tramas que discurren como tableros de ajedrez (algo así como la vida misma).
ResponderEliminarGracias y besos!
Buen paso el tuyo, Ana. Lento, firme, seguro. Así se disfruta el camino. Ya llegarás. Y lo disfrutarás, no tengo dudas.
EliminarUn besico, guapa