El Coleccionista de John Fowles

miércoles, 18 de diciembre de 2013





 
En este relato de amor obsesivo, Frederick, introvertido y tan falto de educación como de afecto, se dedica a coleccionar mariposas y hacer fotogr afías. Un día, un golpe de suerte en las quinielas le permite poner en práctica un plan secreto: secuestrar a Miranda, una estudiante de arte a la que admira furtivamente, y encerrarla en el sótano de una casa de campo. A partir de ese momento, para él sólo queda esperar a que el aislamiento acabe por borrar los prejuicios de clase que dificultan su relación amorosa. Ella, una mujer tan inteligente como desesperada por recuperar la libertad, trata de ser comprensiva, pero no puede disimular cuánto odia en su captor el desprecio por todo lo humano.




Como lector hay a quien le interesa el trasfondo histórico de un libro, las descripciones que acompañan al argumento, o quien busca una traducción sea fiel o que el libro esté bien editado. A mi me gustan los personajes. Ver como evolucionan, diseccionar su entramado psicológico y sentir la magia que deposita el autor en una figura bidimensional para que salte de las páginas y se convierta por arte de birlibirloque en una persona, ficticia eso sí, pero una persona con todas sus contradicciones y la complejidad de su psique. Por eso me atraen, libros como este que os traigo, en el que el espíritu del personaje casi se puede estudiar.


John Fowles (Essex 1926 – Dorset 2005). Hijo de un comerciante de tabaco y una maestra, trabajó en la docencia tras licenciarse y servir en la Armada británica. Escribió varias novelas, siendo l “El Coleccionista” la que le catapultó a la fama. Varias de sus obras se han llevado al cine, como “La mujer del teniente francés” o “El Mago” con dispares resultados. Considerado por algunos críticos el padre del postmodernismo británico, murió en 2005 en su casa de Dorset





El argumento de esta novela gira en torno a Frederik - Ferdinand y Miranda, dos retratos psicológicos excelentes que nos muestran a dos personas totalmente diferentes. Él es un hombrecillo gris de clase media, aficionado a coleccionar mariposas, poco cultivado, con escasas habilidades sociales y poca iniciativa laboral. Ella en cambio, es una joven inquieta, estudiante de arte con inquietudes sociales e intelectuales, culta y de una esfera social superior.



El hecho desencadenante de los acontecimientos que nos narra Fowles es un golpe de suerte que tiene Ferdinand. Gana una importante suma de dinero en la loteria y decide cambiar un poco su vida. Envía a su prima y tía al otro lado del mundo, y se despide del trabajo. Se origina de esta manera un nuevo comienzo para él en el que gracias al dinero puede poner en práctica todo cuanto desee.

Y la desea a ella, a Miranda. Pero no desde una perspectiva amorosa clásica, sino desde un enfoque romántico pero anclado en las reglas de su imaginario personal.

Obsesionado como está por la muchacha, y convencido de que no puede acercarse a ella de manera natural, decide raptarla con la esperanza de que ella le conozca y cumpla sus expectativas afectivas. Así, desde su terreno de observador, de coleccionista, es capaz de observar a la muchacha tratando de cumplir su sueño e intentando entender una personalidad tan opuesta a la suya.


Fowles, precursor de los thrillers actuales, lleva (allá por los sesenta) a sus personajes al límite y al igual que otros autores (Auster, etc) obtiene de esta maniobra excelentes resultados que dejan al lector acompañado de una inquietud duradera gracias a la atmósfera opresiva que acompaña convenientemente el argumento.

También el tratamiento del lenguaje en el libro es interesante, puesto que lo que en un principio nos parece sencillo o pueril, se descubre posteriormente como la forma de expresión de Ferdinand, diametralmente opuesta a la de Miranda, como veremos en páginas posteriores.


La estructura del libro es otro de los puntos que redondea la obra, puesto que gracias a ella podemos conocer de primera mano los pensamientos de Ferdinand primero, y gracias al diario que escribe Miranda, el calado de los hechos en ella. Pero donde Fowles da el remate de gracia es en el epílogo. Allí el ánimo del lector, expectante y empequeñecido ante los acontecimientos y la génesis del mal sucumbe bajo las palabras del escritor.


Curiosamente, esta es una de las pocas veces que he encontrado críticas positivas a la versión cinematográfica de la obra, por lo que creo que será interesante acercarse a Terence Stamp y Samantha Eggar en la adaptación de “El Coleccionista” (1965).






Si os decidis a leer este libro, únicamente debo advertiros que hay que valorarlo y entenderlo en su contexto preciso; los sesenta, donde el suspense no estaba salpicado por tramas tan retorcidas como las que nos seducen ahora. No hay artificios ni sobrantes en esta historia que refleja fielmente cuanto pasa por la imaginación de una mente transtornada pero aceptada y disfrazada de normalidad en nuestra sociedad. Quizás por eso resulta tan escalofriante.

6 comentarios :

  1. Conocía la película (que he visto) y también el libro (que no he leído), aunque el libro que había visto tenía una portada bastante menos atractiva que esta que nos has puesto. La verdad es que la película está bien, pero no me había dado por leer el libro, pese a conocerlo. Ahora ya me obligas a replanteármelo, porque soy muy de personajes..

    Tendré en cuenta tu advertencia de tener en cuenta el contexto y la época en la que está escrito.

    Gracias. Besos!

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  2. Hola Ana! Creo que es un libro interesante y espero que la pelicula no me defraude... Ya veremos. Estaré al tanto por si finalmente te decides a leerlo. Ya nos contaras.
    Un besete

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  3. Pues me lo llevo apuntado, que no lo conocía más que de vista =)

    Besotes

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  4. De este autor leí El mago, que también es "distinto" a otros libros que haya leído antes, pero interesante.
    Este también me lo llevo apuntado, gracias por la reseña!

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    1. Espero que te guste. Se lee en un suspiro, y creo que es muy interesante.
      Un besote, guapa

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