Medea, que se representó en
431 a.C., es seguramente la obra maestra de Eurípides. Jasón, esposo de Medea y
padre de sus hijos, se dispone a repudiarla y a casarse con la hija de Creonte,
rey de Corinto. Medea, despechada y colérica, se vengará: simula haber sido
convencida por Jasón y envía a sus hijos con ricos regalos para la novia al
palacio de Creonte; pero esos regalos contienen un conjuro mortal que acaba con
Creonte y su hija primero y luego, para agravar la desgracia de Jasón, con los
hijos de éste, que son los suyos propios.
No podríamos
entender Medea, una de las grandes tragedias griegas mitológicas sin hablar de
amor. Porque todo cuanto el personaje lleva a cabo, todas las atrocidades que
comete tienen como explicación un corazón destrozado, una traición manifiesta
por parte de su compañero, Jasón.
Los vericuetos
mentales son inescrutables... Cuando terminé de leer a Eugénides, mi cerebro
divagó hacia los poetas griegos, y vino a mi mente aquella regla nemotécnica
para acordarme de los tres grandes: “Eurípides, no me Sofocles que te
Esquilo”. ¿Os acordáis? ¿Vosotros también lo hacíais? Después de las
carcajadas y la nostalgia, me dispuse a buscar alguna lectura mitológica, ya
que tengo el género totalmente abandonado. Elegí Medea.
Y es que como le comenté a Shorby,
tenía ganas de acercarme de nuevo a un libro clásico. Pero clásico, clásico: de
los “antiguos”. Aunque también me daba miedo su lectura porque temía quedarme
muy en la superficie al no saber interpretar bien los textos o no conocer la
mitología con suficiente profundidad y detalle. Pero, hete aquí que en la red,
el “Tío Google” tiene todos sus flancos bien cubiertos. He descubierto esta página en la que no sólo nos ofrecen el texto, sino también comentarios
explicativos, una imagen del escenario y como extra algunos pasajes de la obra
escenificada. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no. Así que os animo a que si
tenéis interés por algún escrito de este estilo le preguntéis al pariente
virtual que seguro os dará todas las facilidades para disfrutar de una obra de
la que nos separan unos cuantos siglos.
Por eso, para entender mejor la obra, os
traslado un poquito los antecedentes de esta trágica historia de amor.
Medea, hija de Eetes
(rey de la Cólquide) y nieta del Sol es una astuta y reconocida maga, que
debido a la intervención de Afrodita cae rendida a los pies de Jasón. Éste,
junto con sus Argonautas, ha llegado hasta la patria de Medea en busca del
Vellocino de Oro. Debe llevar el animal de vuelta a su tierra, Yolco ya que es el
requisito que le ha impuesto su tío Pelias, el usurpador, para poder recuperar
el trono.
Tampoco Eetes se
lo pone fácil, y es Medea quien ayuda a Jasón mediante la magia para poder
superar la prueba y hacerse con el Vellocino. El rey no mantiene su palabra, y
consigue que sus dos hijos, Medea y Apsirto huyan con Jasón y los argonautas
en su nave, Argo.
Sin embargo,
Eetes no ceja en su empeño de perseguir la nave para matarlos a todos, por lo
que Medea comete su primer y brutal asesinato. Descuartiza a su hermano y lo va
echando al mar en pedazos para que su padre lo vaya recogiendo poco a poco.
Cuando llegan a
la patria de Jasón, tampoco la justicia se pone de parte de ellos, ya que
Pelias se retracta y a pesar de que le llevan el Vellocino, no quiere
devolverle el trono a Jasón. Una vez más, será Medea quien induce a las primas
de Jasón a cometer otro acto atroz. Les engatusa con su magia y les hace creer
que al igual que ella ha hecho con un carnero, su padre tras ser descuartizado
y hervido, volverá a la vida rejuvenecido. Evidentemente, los amantes deben
huir, y se refugian en Corinto, donde tienen varios años de paz y donde forman
una familia.
Es en este punto
donde comienza el drama para Medea, cuando Jasón tras años de relación y dos
hijos en común, decide con gran egoísmo, casarse con Creusa, la princesa de
Corinto. No lo hace por amor, sino porque piensa que de esta manera vivirá
mejor. De esta forma, Medea fluctúa entre la razón y la locura. Su ser es todo
pasión, y con esa desmesura vive la repudia de Jasón. Por él ha renunciado a su
patria, a su padre, incluso ha asesinado a su hermano y ha cometido infamias y
asesinatos. Es él quien da sentido a su vida, el pilar de sus días. En
consecuencia, ella trama su venganza que no sólo alcanzará a Creusa, sino que
la hará capaz de cometer la peor atrocidad. Y sin embargo, los dioses amparan
sus acciones reconociendo de esta manera la inevitabilidad del destino.
El logro de
Eurípides en esta obra es acercar los seres mitológicos al estrato humano, y lo
hace desde la perspectiva más lógica para ello; los sentimientos. Si bien es
cierto que el final es un poco Deux ex Machina (un poco traído por los pelos),
hay que reconocer al autor la complejidad que transmite a la psique de Medea, haciéndola
fuerte con cualidades propias de seres superiores, pero también dotándola de
nuestros miedos y maldades, por lo que a pesar de sus actos, es fácil no
condenarla.
¿Y vosotr@s, conocíais esta tragedia?
¡Gracias por vuestra visita y vuestros comentarios!
Hace un montón que no me acerco a los clásicos griegos, y no porque no me gusten sino porque tuve empacho de ellos y ahora quiero conocer cosas más actuales... La historia de Medea me parece fascinante, sobre todo por su gran carga dramática. 1beso!
ResponderEliminarPues nada, oye. A "desconectar" con lecturas más modernas ;)) Desde luego esta obra me ha parecido un gustazo.
EliminarUn besote
Me encantan estas lecturas =)
ResponderEliminarBesotes
Cada cierto tiempo es necesario volver a ellas, ¿verdad? Besos
ResponderEliminarTuve que leerla hace dos años para una optativa de Hispánicas, que estoy estudiando por la UNED. Toda una revelación.
ResponderEliminarBesos,
A mi también me ha sorprendido gratamente.
EliminarUn beso