La asesina ilustrada, en la
medida que algún secreto, alguna deuda y más de una muerte merodean por entre
sus páginas, es ejemplo todavía del antiguo género, pero también muestra actual
de la remodelación, a fondo, de todas las categorías discursivas de tal especie
de novelas, y de la novela en general.
Practicando, por un lado, el truco antiguo de los enigmas y
entuertos desvelados al fin por ilustrada mano, es también, por uno de sus
otros lados, desmonte cuidadoso, analizable si no analítico, del lugar del
narrador, los personajes, la escritura, la lectura y la muerte en el espacio
del texto.
Texto tramado por historias literarias, novela cuyo personaje
principal es este significado puro llamado escritura, La
asesina ilustrada vale
como metáfora inteligente de la paradoja más policíaca de nuestra propia y
común cotidianeidad : la curiosa capacidad que tenemos de hablar y ser,
por ello, ritualmente asesinados por alguna mano, más o menos oculta. En este
sentido, el autor parece haber dado con una forma muy llevadera, y hasta
productiva, de suicidio según los consejos que recibió de Marguerite Duras (a
quien alquiló el piso en París y pidió consejo mientras escribió esta
obra) : realizar la muerte en el espacio simbólico de la escritura.
Había leído algunas reseñas de las obras de Enrique
Vila-Matas por la blogosfera y me dio la sensación de que no era un autor
sencillo, que su narrativa podía resultar algo árida para quien no estuviera
acostumbrado a leerlo, y por eso elegí una de sus primeras novelas (la segunda
en concreto, que además es bastante breve), suponiendo que de esta manera me
acercaría con más facilidad a un autor que quería conocer.
No os diré que ha sido una lectura difícil ni larga, como
podéis imaginar, pero sí os diré que este es un escritor con su propio mundo
narrativo, que teje y plasma a su gusto y conveniencia en la novela. Y que he
necesitado darle una segunda vuelta a la obra para poder entenderla (hay
fragmentos en los que me he perdido) y valorarla bien.
Y es que “La asesina ilustrada”, pese a ser una novela
que en principio debería ser de fácil lectura y de duración breve, pide un
poquito más de atención ya que los recursos que utiliza el autor necesitan de
cierta reflexión para poder situarlos en su justo lugar.
Enrique Vila-Matas (Barcelona,
1948). Escritor de novelas, ensayos y
cuentos, este antiguo estudiante de derecho y periodismo participó además como
director en dos cortometrajes y como actor en siete películas. Desde 1971 con
“Mujer en el espejo contemplando el paisaje” ha publicado varias novelas,
ensayos y relatos pero ha sido con “Historia abreviada de la literatura
portátil” con la que ha conquistado al público internacional y la crítica. Sus
prosa está plagada de ingredientes humorísticos/irónicos, de adjetivación profusa
y reflexiones acerca de la literatura. Además concede gran importancia a lo
onírico y simbólico, caracterizando de esta manera sus obras de forma muy
particular. Amigo de Bolaño, Pitol, Villoro y Piglia ha sido galardonado con la
Legión de Honor (2008) y la Orden de las Artes y las Letras (2013) en Francia.
Desde una prosa sencilla y una estructura determinada —la
novela se organiza en un prólogo, una carta, las notas de uno de los personajes
y finalmente el suplemento— el argumento discurre entre pasajes descriptivos
algo lentos y otros más ágiles en los que los diálogos son el principal
elemento. Sin embargo, pese a su brevedad, como nos advierte el prólogo, la
sensación de la lectura es un tanto “barroca” debido a un estilo algo
sobrecargado de adjetivos en los fragmentos descriptivos. También la aparición
de personajes mitológicos (Ariadna), la simbología, algún tinte irónico (cuando
Herrera le prepara un boceto de prólogo en papel higiénico) y el ambiente
pesimista de la inevitabilidad de la muerte nos recuerdan en cierta manera los
modos barrocos.
Vila-Matas se acerca aquí a dos géneros literarios que
son la novela negra y el género gótico (sobrenatural), pero eso sí, desde su
genuíno punto de vista. La figura del detective de las novelas policiacas lo
tendrá en esta obra Ana Cañil, una de las protagonistas, quien a pesar de tener
el papel de la prologuista de la obra de Juan Herrera, tomará la iniciativa
investigadora acerca de las muertes.
En cuanto a la ambientación gótica, es curioso que el autor
haya elegido darnos pistas, elementos a lo largo de la novela, en lugar de
recrear la atmósfera de modo descriptivo como es lo habitual. Así, nos
introduce en un mundo onírico plagado de simbología: la habitación 666, el
tapiz misterioso, el empapelado de la pared (que actúa como una especie de
muñeca rusa), y además hace referencia a un autor clave en este género:
Hoffmann y su relato “El violín de Cremona”.
Los personajes principales, que para mi han quedado en
segundo plano por la trama de la novela son cuatro: dos hombres y dos mujeres.
El autor nos presenta en primer lugar a Vidal Escabia; un escritor tramposo
cuyos engaños serán descubiertos, y cuya figura se forma como el contrapunto a
Juan Herrera (escritor bastante organizado, rayando lo maniático, aprensivo y
algo obsesionado con la idea de su propia muerte).
Junto a estos, surgen las figuras de dos mujeres. Ana
Cañizal, a quien encargan escribir el prólogo del libro de memorias de Herrera,
y Elena Villena, la esposa de Juan y a su vez escritora y autora del libro “El
dulce clima de lesbos”, de donde procede el relato “La asesina ilustrada”.
Sin embargo, en un momento de la narración, Vila-Matas
nos presenta un personaje más, alguien en la oscuridad, que se describe a sí
mismo al verse en el espejo: “dos alas, grandes y abiertas, me tapaban casi
enteramente y me convertían en una nube”. Consigue con estas pinceladas
producir mayor sensación de peligro porque nos induce a pensar que quien nos
habla es el ángel de la muerte.
Como veis, es una novela disfrazada de sencillez, y que
esconde bastantes puntos para desgranar. Su lectura me ha dejado un poco
desorientada, por no saber muy bien a qué atenerme, pero sería injusta si os
dijera que no la he disfrutado.
¿Y vosotr@s, habéis leído
esta novela, qué sensación os causó? ¿Conocíais al autor?
Reto personal: neverending
Reto personal: neverending
No he leído nada de él precisamente porque las reseñas sobre su obra suelen ser un poco "oscuras" y nunca he llegado a saber si realmente podría ser mi estilo de lectura o no. Una vez más con tu reseña me queda claro que no es un escritor fácil y que hay que planteárselo con calma antes de decidirse a leerlo. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Mariuca!
EliminarEsta ha sido una de esas "elecciones equivocadas", que pensé iba a ser de lectura fácil-fácil, pero que ha resultado tener su miga =). De todos modos, me ha gustado así que te animo a leerlo.
Besos
De Vila-Matas leí hace tiempo un libro de relatos: "Suicidios ejemplares", que lo tengo en casa y el otro día recordé con un meneo de libros en la estantería, ya sabes. Lo miré y pensé: me gustaría volver a leerlo. No recuerdo que esa lectura me pareciera difícil o compleja, tal vez el momento en que lo leí estaba yo muy lúcida, no sé cómo me llegaría la lectura ahora. Pero es verdad que es un autor con esa "fama" de "no fácil", que estoy seguro que espanta a más de un lector, pero que también es un imán para otros (y a las pruebas me remito, jaja)
ResponderEliminarGracias por la reseña. Besos.
Jajaja. Te entiendo perfectamente. A mí no hay como decirme que no se puede hacer algo para que vaya como loca a dejarme la vida en el intento ;).
EliminarQuizás esperaba que la lectura fuera más sencilla, pero tampoco ha sido demasiado árida. Sencillamente es un autor con un mundo propio muy característico y rotundo.
Besotes
De este autor leí "París no se acaba nunca" y es una lectura que me cansó, más que por densa por repetitiva y por los altos humos que calza el autor. Por el momento tengo mis dudas en leer otro libro suyo.
ResponderEliminarBesos
Yo también lo pensare aunque creo que mus sensaciones han sido algo mas positivas que las tuyas ;)
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