Por fin. Lo he conseguido. A pesar de ir contrarreloj (o quizás justo por eso, quién sabe).De nuevo participo en ENTC, donde en esta ocasión el requisito indispensable del microrrelato es que aparezca una bicicleta.
Lo encontró entre la multitud que recorría frenética las aceras de la gran ciudad. Como un faro en mitad de la tempestad. Con un aroma diferente y un nuevo peinado, pero con esa expresión simpática e indefensa de su mirada ligeramente extraviada. Aparcó su vieja bicicleta y se acercó despacio. Le selló los labios con la punta de sus dedos y cerró los ojos. Le había buscado durante tanto tiempo…
Tomó su mano y lo guio por el laberinto de calles hasta su apartamento, donde comprobó con ternura la certeza del acervo popular. «Hay cosas que nunca se olvidan», dicen. Como andar en bicicleta o nadar. «Como el recuerdo de su piel», pensó ella mientras derramaba su nostalgia sobre aquel cuerpo al ritmo desbocado de su corazón. Se sumergió en sus pupilas verdes y en un instante, el pentagrama gris de sus días se inundó de sostenidos soleados. Se arqueó ebria de placer y abrió los ojos de par en par mientras aullaba su nombre.
—Marcos—dijo él minutos después. — Mi nombre es Marcos.
—Lo sé, Javier— le respondió ella. Y deslizó suavemente sus dedos por la abultada cicatriz que recorría su pecho.
Pues pese a las prisas et ha quedado muy bien, me ha gustado sobre todo por el golpe de efecto del final.
ResponderEliminarBesos
Gracias guapísima. Tú que me lees bien y siempre tan amable.
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Buen intento Izaskun, mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarMe gustó el relato.
Muchas gracias Alfonso, ya tenía ganas de volver por ENTC.
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