Los King son aparentemente una familia modelo. Viven en la paradisíaca Hawai, son un matrimonio bien avenido (él abogado de prestigio y terrateniente de una parte importante de la isla; ella modelo), y tienen dos simpáticas y espabiladas hijas: Alex y Scottie.
Pero todo ello se tambalea cuando Joannie sufre un accidente en el mar y queda en coma. A partir de aquí, es Mat (sin ninguna experiencia previa), quien se hará cargo de todo, y nos descubrirá los entresijos menos favorecedores de su familia: las carencias emocionales de la pareja, su incapacidad para hacerse cargo él sólo de dos jovencitas que reclaman cada una por su lado su independencia y su presencia contínua, el enfrentamiento a la situación real de la enfermedad de Joannie, la necesidad de negociar la venta de los terrenos heredados de sus antepasados… Tendrá que afrontar varias situaciones difíciles, que le van a colocar en la figura paterna que quizás debió o quiso ser.
Frescura. Esta es la sensación que me ha transmitido la novela. No por la temática, sino por la forma de escribirla. de manera actual, concisa y sencilla. Es quizás el aspecto que más me ha gustado. También me ha parecido apropiada la forma de abordar la enfermedad (tema que pensaba me costaría algún que otro mal trago). La autora ha sabido retratar con elegancia y prudencia esta situación para que sigas la lectura con interés aunque sin llegar a la angustia.
El aspecto que menos me ha gustado es que es una lectura prescindible. No me ha aportado gran cosa excepto entretenimiento por la lectura (ojo, que no es poco). No me malinterpretéis. La historia tiene argumento, pies y cabeza. Los personajes están bien caracterizados… Pero le falta algo más; ese “no sé qué” que hace que después de terminar el libro, te quede su recuerdo durante días, que puedas recordar las partes que más te han llegado o que eches de menos a sus personajes. En definitiva, una lectura entretenida, sin más.



Uno de los momentos más delicados para el bebé (y para los papás) es la hora de dormir. ¿Por qué? Porque nadie te prepara para lo que llega en el primer mes y medio o dos meses de vida del pequeñín.
En menos de un segundo, la vida puede cambiar su rumbo. Y por una estúpida decisión. Christophe Roux lo sabe bien, poruqe lo ha sufrido en su propio pellejo. Una intrepidez sin sentido le ha llevado a estar en una cama, sin saber hasta qué punto volverá a valerse por sí mismo. Tetrapléjico, ha roto con toda su vida anterior a sus veintipocos años. Sin embargo, lejos de las barreras físicas, Christophe es un ejemplo de buen carácter y de superación.