Método de Harry Quebert

lunes, 16 de marzo de 2015




Si, si. No estoy chiflada. Ya sé que Harry Quebert es un personaje de ficción, pero este protagonista creado por Joël Dicker es escritor, ¿no? Y en el libro cada capítulo lo introduce un sugerente diálogo sobre la escritura, así que ¿por qué no? Creo que puede ser muy interesante, e instructivo ya lo veréis.
  1. Préstale la atención necesaria al primer capítulo. Si es un texto corto, este punto es aplicable al primer párrafo del mismo, que es la carta de presentación del escritor, en la que se juega todo, porque si consigue el interés necesario, el lector continuará leyendo, pero si por el contrario, no le gusta o no es suficientemente contundente, no habrá otra oportunidad.
  2. Continúa manteniendo la atención.Tan importante como un buen comienzo. Demuestra al lector que tienes algo que decir, o que sabes sugerirlo. Capta su interés y lo mantendrás pegado a tus páginas. Para lograrlo (y esto es lo difícil) tienes a tu disposición las técnicas narrativas. Estúdialas, revísalas y elige la que mejor se adapte a tus intenciones. ¿Suspiras?¡Nadie dijo que fuera fácil! 
  3. Conserva el ritmo, se tenaz y respeta un orden. Si te estancas, cambia de actividad radicalmente. Es importante mantener un hábito, ser tenaz. De hecho, es la única fórmula que conozco para poder terminar una tarea, cualquiera que esta sea. Intenta que escribir forme parte de tu vida, respétalo. Pero si en un momento dado la acción se estanca, tus personajes pierden vida, tu imaginación se detiene...¡Cambia de acción! Sal a correr, pinta, haz un bizcocho, punto de cruz...Las posibilidades son infinitas. Desocupa tu mente del relato que estés escribiendo, dale un respiro y en breve disfrutarás de las consecuencias de esa libertad condicional que le has facilitado.
  4.  Acepta que vas a sufrir. Escribir es librar una batalla.Y si quieres ganarla, ante todo debes de ser consciente de que te va a costar. Prepara tu botiquín particular porque habrá heridas. Una batalla es así. ¿No dicen que escribir un libro es como parir un hijo? Un compendio de ilusión y dolor, un aprendizaje propio y un camino costoso pero muy interesante. ¿Qué os diré que no sepáis ya?
  5. Tienes una idea. Cocínala a fuego lento.Son las dos de la mañana y te despiertas de repente con una idea brillante. Decides levantarte y ponerte a escribir. ¡Mala idea! Al menos a mí no me ha funcionado. Los fulgores de la madrugada suelen matizarse y oscurecerse en unas pocas horas, así que, desde mi experiencia, te recomiendo que apuntes esa idea (¡no la pierdas, por favor!), y sigas durmiendo. Cuando te levantes por la mañana, revivirás el momento y es probable que entonces estés más lúcido para ir desgranando las líneas de tu relato. Piénsalo bien, cuécelo bien. Imagina. Ata y desata a tu antojo. Haz un breve mapa y te aseguro que cuando finalmente comiences a escribir tu texto, todo fluirá. Palabra.
  6. Disecciona las palabras. Entiéndelas y haz tuyo su significado, lo que quieres transmitir. Después, muéstralo.Esta parte es la que más admiro de los escritores consagrados. Saber elegir la palabra exacta que explique de manera precisa cuanto quieres decir. Esto implica por una parte, un conocimiento extenso del lenguaje y, por otra una gran capacidad para saber utilizarlo de manera correcta. No vale con tener a mano un diccionario de sinónimos más o menos actualizado. Esto va mucho más allá. En mi humilde opinión esta meta es muy complicada de alcanzar, y no hay (al menos yo no las he encontrado) fórmulas mágicas. Lee cuanto puedas, aprende las palabras y su significado. Amplía tu vocabulario. De este modo, cuando vayas a expresarte (con mucha suerte), sabrás plasmarlo justamente como quieres hacerlo. 
  7. Admite que una parte de ti mismo va a estar expuesta al planeta.No todo el mundo está preparado para aceptar que su obra (su pequeño bebé) ha saltado del mundo del anonimato y está expuesto a cuantas loas y necedades quiera expresar el respetable. De hecho, conozco escritores que se hacen pasar por “anónimos” para defender su obra ante las críticas. No estoy de acuerdo con esa forma de actuar, pero entiendo que debe ser complicado aceptar que una obra (que lleva impresa gran parte de ti) tome su mayoría de edad. Todos dejamos parte de nosotros en nuestras historias, es inevitable. Pero, habida cuenta que no soy una persona famosa, ni mis escritos están en boca de medio mundo, me veo capaz de afrontar las opiniones (tanto positivas como negativas) que mis textos susciten (de momento). 
  8. Valora tus derrotas.Tan importante (o incluso más) que las buenas críticas lo son los fracasos. ¿Tu texto no ha gustado? Hakuna matata. No importa. No te quedes con el resquemor de las críticas. Aprende de tus errores. Revisa tu relato. Intenta descubrir porqué no funciona. Pregunta, investiga. Ese es el camino. No aprendiste a andar de repente. Te caíste un millón de veces antes de dar tu primer paso.
  9. Escucha a tu estómago y a tu corazón.He descubierto que la mejor manera de que un texto llegue al lector es escribirlo desde las vísceras. No intentes describir algo que te sea indiferente. Si escribes acerca de algo que no suscite algún tipo de emoción en ti, ese texto no tendrá alma. Siéntelo, sufre con tu personaje si él sufre, nota el aire si este le azota el rostro... Vive cuanto escribes y tus relatos ganarán enteros.
  10. Guarda un par de ases en la manga. Este me parece un consejo muy interesante. A menudo, al escribir un texto, llega un momento en que el escritor lo conoce todo, y eso puede resultar contraproducente para el relato porque perdemos la ilusión (y eso se percibe en nuestra escritura). ¿No os ha ocurrido? Bien, pues si mantenemos vivas un par de ideas que podríamos incluir (o no, ya lo veremos posteriormente) en el relato, solucionaremos este asunto. Mantenernos alerta sobre si podemos incluir ese par de giros en nuestro argumento o como hacerlo nos facilitará el permanecer ilusionados y creativos; justo la actitud necesaria para escribir (bien).



Recuerda siempre que un buen libro es aquel que uno se arrepiente de terminar.


Ese debe ser nuestro objetivo final. Dejar un buen sabor de boca. Tanto, que el lector quiera volver a repetir (con el texto o con el autor). ¿Listos para intentarlo?¡Adelante!



Via: La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker. Alfaguara, 2013.

8 comentarios :

  1. ¡Buen decálogo, Izaskun!

    Qué ingrata y, al mismo tiempo satisfactoria, que es la creación literaria. No queda otra, si uno sigue sumido en esta vocación del demonio que tanto le llena.

    Besos.

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    1. Muy cierto, Nicolás. Es una dependencia más aunque no conste en listas ;).
      Besotes.

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  2. Me gustó mucho este libro y esas pautas que incluía me parecieron muy interesantes, aunque yo más allá de las reseñas no escribo nada :)
    Besos

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    1. A mi también me resultó entretenido (aunque en algunos pasajes un poquito largo, creo que le sobraron páginas) y me llamó la atención su estructura con estas pautas. En cuanto a lo de escribir...tiempo al tiempo ;)
      Besotes

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  3. Hola, Izaskun.

    Son pautas estupendas, si supiéramos seguirlas, porque no me digas que por controlar la 1, la 2 y la 3 muchos "mataríamos".
    Gracias, guapa.
    Un placer venir.
    Muaaak

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    1. Ay Towi, por seguir o controlar medianamente cualquiera de ellas...jajaja. Pero bueno, de eso se trata, de aprender poco a poco, mejorar si es posible, y encontrarse con "magos" y "artistas" como tú, guapetona, en los que tanto me fijo para ir trazando mis letras.
      Besotes preciosa

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  4. Interesantes pautas.
    El libro aún no lo he leído (parece mentira), así que las repasaré cuando lo lea, jejeje

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  5. ¡Hola Isi! Me imagino que te resultará una lectura interesante y entretenida (estaré atenta a la reseña). A ver si coincidimos en algunos puntos... En cuanto al decálogo está interpretado "a mi manera" jaja, pero creo que son pautas interesantes y que tienen su enjundia.
    Besotes

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