Radio Filias: Sorotan bele - Uxo Zuria

viernes, 31 de enero de 2014


Hace años, en las últimas etapas de mi adolescencia, me dio la locura —y digo locura por la dificultad del asunto— por intentar aprender euskera. Aquel verano me apunté a unos cursos intensivos, veía la ETB1 (íntegra en euskera) y volvía locos a cuantos pudieran facilitarme la inmersión en el idioma.
Lamentablemente el sueño duró muy poquito, porque tuve que incorporarme a trabajar antes de lo pensado, y dejé el curso (que nunca más retomé) a mitad de camino.

Como recuerdo de aquella época, tengo guardado en el cajón a  Sorotan Bele, un grupo de música bastante animada, de las que levanta el ánimo y que por esta zona tuvieron su éxito. Así que, en recuerdo de aquel tiempo, os traigo una de sus canciones: Uxo Zuria (Paloma Blanca), y una traducción que no es literal —más bien es una versión libre—, pero que creo que transmite correctamente el mensaje. Espero que os guste.



Tengo una melodía secreta en el interior de mi cabeza
Que me está guiando a través del mundo.
Me adentra por calles estrechas, me siento triste.
Hay una paloma blanca allí volando.
Ya no tiene plumas blancas.
Dentro de mi cabeza, entre mis ideas
Surge una llena de plumas.
Si, estoy pensando si en algún momento cambiaré.
El lado izquierdo de mi pecho me pide:
¡Grita, al final!
Quiero paz en mi interior, pero no es fácil de ninguna forma
vivir en paz en la zona si no lo logras....con la paloma blanca.
Estamos inmersos hoy en un cielo gris
Las hojas de los árboles se han quedado desnudas.
Siento ahora un eco de paz, pero el fuego enrojecido
Me abrasa
Conociendo cual es la frontera de un grito,
Sin sentir la inquietud de un llanto.
Tumbado en el camino me quedaré en esta vida
Ciertamente cansado.

Recomendación literaria: El pentateuco de Isaac.

En cuanto a la recomendación literaria, esta vez el asunto daría para todo un post. Y es que realmente, si nos paramos a pensar, es difícil encontrar alguna novela que trate sobre la paz; parece que no vende. Sorprendentemente, tan sólo son libros para educación o infantiles los que versan sobre el tema, de forma que parece que concedemos importancia a la paz mientras estamos en procesos de crecimiento o aprendizaje, pero posteriormente lo “desaprendemos” para tratar una y mil veces el lado contrario de la palabra: la guerra. ¡Qué paradoja, aprender lo correcto para poner en practica justo lo contrario! Pero así somos. Por eso en esta ocasión os acerco un libro que no me canso de recomendar,  que muestra el conflicto desde otro punto de vista. Desde el humor. Aquí no se habla de vencedores ni vencidos, sino de alguien a quien le tocó la guerra en principio como espectador, y luego como afectado de una ocupación y conquista en la que—como en todo conflicto—, los ciudadanos de a pie tan sólo son las piezas de un tablero que se mueven a merced de las manos poderosas que manejan la Economía Mundial a su entera conveniencia.
 

«Sobre la vida de Isaac Jacob Blumenfeld durante dos guerras, en tres campos de concentración y en cinco patrias», así reza el subtítulo de esta novela en la que Wagenstein relata el periplo de un sastre judío de Galitzia (antiguo territorio del Imperio Austrohúngaro, actualmente dividido entre Polonia y Ucrania) durante la primera mitad del siglo XX.

Debido a los avatares políticos acaecidos en la Europa de la época, Blumenfeld, que nace siendo súbdito del Imperio Austrohúngaro, termina siendo austriaco no sin antes haber sido ciudadano de Polonia, la URSS y el Tercer Reich.

Protegido de los caprichos de la historia por su humor, Isaac cuenta su paso por el ejército imperial y distintos campos de concentración con humor e ironía, diluyendo el evidente fondo trágico de su historia y convirtiéndola en un relato divertido y lúcido de las convulsiones que sacudieron Europa durante el siglo XX
.





 

De repente llaman a la puerta de Etgar Keret

miércoles, 29 de enero de 2014









Cuéntame un cuento o te mato. Cuéntame un cuento o me muero. Así arranca la nueva colección de relatos de Etgar Keret: con una amenaza para calmar nuestra sed de historias y poder sobrellevar el día a día en este loco mundo, en el que la cara y la cruz se enfrentan continuamente, como en una banda de Möbius. En los 38 cuentos de De repente llaman a la puerta, hay muchos ejercicios útiles para aprender a entender otra vida, la soledad, la muerte, la violencia y el índice de Bolsa. Lleno de situaciones absurdas, de humor, de tristeza y compasión, esta colección de Etgar Keret, calificado de «genio» por el New York Times, lo confirma como uno de los escritores más originales de su generación.





Con la boca abierta. Así me ha dejado el libro de relatos de Keret. Pero ¿qué tiene este israelí para ser un fenómeno de ventas en el complicado mundo del relato? ¿Su buen hacer, su portentosa imaginación, su facilidad para calar en el lector...? Sin duda su éxito viene dado por un compendio de elementos que el autor maneja a la perfección, y que sin evidenciarlo como un exponente literario, cautiva al lector y lo hace devoto de sus narraciones.


 
Etgar Keret (Israel, 1967) es un escritor, guionista y director de cine al que se ha considerado el máximo exponente de la narrativa moderna en hebreo. Utiliza el humor negro, el surrealismo, lo grotesco y lo infantil para sumergir al lector en historias de la vida cotidiana. Este profesor universitario, hace del lenguaje corriente su aliado para presentar sus exitosos cuentos cortos que han sido traducidos a más de diez idiomas.
Su primer libro fue Tuberias, publicado en 1992, que no obtuvo demasiado éxito. Sin embargo al año siguiente, con El Musical, ganó el primer premio del Festival Alternativo de Acre. A este galardón le siguió su libro Extrañando a Kissinger en 1994, que le dio mayor notoriedad. Ha publicado en total cuatro libros de relatos que son los que le han otorgado el éxito y reconocimiento mundial.





Keret escribe desde el conocimiento, y generalmente se centra en su realidad más cercana situando la mayoría de sus relatos en Israel, aunque en ocasiones elige otros lugares para ambientar sus escritos. A lo largo de los treinta y ocho relatos que componen el libro, el autor nos sorprende con sus intensas narraciones más o menos breves dotadas de sensaciones y emociones que calan en el lector tanto como para releer el cuento una vez terminado.

Sin duda el elemento que, a mi juicio define al escritor, son sus personajes en los que mezcla de una forma curiosa, la realidad con la ficción. Porque el punto central de sus relatos, no cabe duda, son las figuras de sus cuentos, alrededor de quienes teje y urde sus redes.

Cuando Keret retrata a sus protagonistas, les dota de un carisma normalizado, hasta que repentinamente descubrimos una característica peculiar que los define. Usa con pasmosa facilidad rasgos fantásticos en sus personajes, y sorprendentemente este distintivo no los hace más lejanos sino que les da credibilidad. Así podemos encontrar quienes descubren bajo su lengua una cremallera que si se abre destapa otro “yo”, quien bucea entre sus propias mentiras intentando arreglar los desaguisados que éstas han provocado...

Sin embargo, tampoco podemos encasillar a Etgar Keret como un cuentista únicamente de género fantástico, puesto que también flirtea con el relato común, sumergiéndose en la psique humana, (un ejemplo podría ser el relato más largo de este volumen “Fiesta sorpresa”), dando lugar a relatos interesantes también aunque quizás menos sorprendentes.

Creo que uno de los aciertos del escritor es la utilización de un lenguaje sencillo y muy visual, que facilita la comprensión de las narraciones y al mismo tiempo favorece la generación de imágenes en el lector, transmitiendo de manera a veces bastante cinematográfica (no en vano Keret también es guionista) el ambiente que nos quiere transmitir.

No hay duda de que es un cuentista extraordinario, que embruja y fascina al lector desde la primera frase de cada relato y lo conduce irremediablemente embelesado y desorientado por sus páginas, sin que pueda llegar a imaginar dónde desembocará el desarrollo del relato.

Destacaría de todos ellos Quesu-Cristo, Mystic, Escritura Creativa, Pez Dorado y Joseph (lo siento, no puedo quedarme sólo con uno de ellos)


Como veis, no puedo sino recomendaros su lectura. Me ha encantado este libro que tiene mil caras: a veces divertido, otras conmovedor, las más de las ocasiones ingenioso y sorprendente, y que nos descubre un perfil algo más profundo de vez en cuando.


Y además, gracias a Siruela, podeis disfrutar del relato que da nombre al libro y que a mi juicio, sin ser el mejor de todos, deja apreciar la magia del escritor. ¡Bon apetit!
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Microfilias: Cuestión de fe.

martes, 28 de enero de 2014





«No dudéis, hijos míos», repetía el padre Curiel con determinación desde su púlpito dorado. «El Infierno y el Paraíso existen, y nos esperan. La morada final depende únicamente de cada cual. No temáis. Nuestra fe nos salvará», afirmaba con una convicción que, según mostraban sus ojos, estaba muy lejos de sentir.

Obvió —intencionadamente o no, quién sabe— este tercer lugar al que, curiosamente, ambos hemos llegado. Un páramo gélido, a caballo entre lo demoníaco y lo divino, donde, a pesar de compartir un mínimo espacio con una colección infinita de almas, el silencio hostil es el único habitante censado.


 Mi aportación para la propuesta semanal de Viernes Creativos.
Vídeo: http://www.dvein.com/

Proyecto de Enero Filias: "Book Chef".

lunes, 27 de enero de 2014



Este mes Isi nos propone que reseñemos un libro de cocina; uno de los tantos que probablemente tengamos en casa arrinconados en las estanterías, porque ¿a quién no le han regalado al menos un par de libros de recetas a lo largo del tiempo? Yo incluso conozco quien siente una atracción fatal por ellos y los compra casi con espíritu coleccionista.

En mi caso, tengo tres. Uno de ellos tiene muy buena pinta, y la autora muy buenas intenciones, pero cuando tratas de hacer realidad lo que pone en las recetas... ¡Nunca salen bien! No sé si se debe a que faltan explicaciones o fallan las cantidades. el caso es que lo tengo castigado en la zona más profunda y lejana de la repisa, así que no ha sido el elegido.

El segundo ejemplar se trata de un libro de recetas al uso, de un cocinero muy conocido, y del que os hablaría de no ser porque para este proyecto me parece que el tercero encaja mucho mejor. El libro por el que finalmente he optado se titula "Cocina de emergencia" y su autora es Alicia Bustos. Este recetario nos da las bases, desde una perspectiva amena y desenfadada, para poder hacer fretne tanto a un menú para una situación imprevista como a los primeros pasos de un/a "nuev@ cociner@".

A lo largo de sus páginas nos da ideas—confieso que en estos años a mí me han sacado de más de un apuro— que quedan resultonas y ricas para un paladar estándar. Me parece un manual muy acertado donde el sentido común está muy presente, algo que para algunos chefs parece que no tenga valor, pues lo dejan de lado en favor de modas y artilugios varios que el cocinero de a pie no dispone (pero que a ellos les trae al fresco).

Creo que en un libro de cocina de estas características, donde lo que prima es la emergencia para solucionar un menú, es importante que las recetas, además de estar explicadas de forma didáctica y sencilla, se ajusten a los ingredientes que nos son más accesibles, porque ¿de que me sirve una receta de un plato riquísimo si dispongo de unos minutos tan sólo y tengo que desplazarme a siete kilómetros para encontrar, pongamos por caso, tallos de bambú?

También valoro que el abanico de recetas es, a pesar de la brevedad del libro, bastante amplio y abarca desde aperitivos hasta menús con un poquito más de enjundia, pasando por algunos platos, postres y bebidas especiales. Incluye además un apartado con ideas básicas que poner en práctica cuando recibes visitas a deshoras, por lo que en conjunto me parece un librito de lo más interesante y completo a unque no se ajuste al cien por cien al recetario tradicional.

La segunda parte del proyecto supone llevar a puerto una de las recetas del libro, pero con nuestras palabras, un poco a nuestra manera. Y en mi caso os presento unas lentejitas con verduras. Un plato muy sencillo, gustoso y enfocado a la comida saludable y no demasiado calórica después de los excesos navideños.

Los ingredientes para dos personas son: un par de puerros, un par de zanahorias (que no sean demasiado grandes para que el plato no quede muy dulce), una patata, sal, aceite, un litro aproximadamente de caldo de verduras (comprado o hecho por nosotros con anterioridad) y unos 200 gramos de lentejas. Y por supuesto, la que no puede faltar es mi compañera de fatigas; la que me socorre día a día multiplicando los pocos minutos que tengo al día para hacer la comida: la olla exprés.


Ahora que ya tenemos todo bien preparado, comencemos a elaborar nuestro sano y delicioso primer plato. Cortaremos en cuadraditos todas las verduras y la patata para añadirlo junto con el caldo de verduras en la olla. 




Vertiremos de igual modo las lentejas y agregaremos a su vez el aceite y la sal.


Cerramos la olla y la ponemos al fuego según las indicaciones del fabricante. En mi caso, pongo todo a fuego fuerte y, una vez que sube el botón, bajo el fuego un punto y lo dejo cocer todo alrededor de quince o veinte minutos.




Una vez que pasa este tiempo, apago el fuego pero dejo la olla con el calor residual. Cuando ha pasado un tiempo prudencial y el aire a presión ya ha salido, podemos abrir la tapa y veremos que el resultado es algo parecido a esto:



¡Ya veis qué sencillo! Ahora deberíamos probarlas para rectificar de aceite o sal si es necesario, y una vez hecho... ¡Qué aproveche!


¿Os gusta el mantel de Bob Esponja? Al peque le encanta ;))


A tener en cuenta:

1. En principio, las legumbres se cocinan antes si las tenemos previamente a remojo varias horas, pero en el caso de este tipo de lentejas no es necesario.

2.Os he cocinado algo muy sencillito, sólo con verduras, pero podeis acompañar el cocido con algunos arreglos de chorizo, morcilla, etc... A gusto del paladar de cada cual.

Microfilias: Ensoñación de piedra.

viernes, 24 de enero de 2014







Suspendida entre las manos rudas del cantero, esperé impaciente. Llegaron para reforzar el Puente Viejo, y uno de ellos me tomó entre sus dedos. 

Mientras giraba bajo sus ojos expertos creí conseguir mi sueño: ser un ariete protector poniendo al servicio de sus crecidas mi pecho empedrado, disfrutar del rubor rosado de su superficie al atardecer inserta en las púas de piedra que peinan sus líquidas guedejas…
Un giro brusco de muñeca me devolvió a la realidad. Sólo soy una roca rechazada. Una piedra común enamorada del caudal sereno del Rio.