El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald

viernes, 8 de mayo de 2015





Nick Carraday, un joven treintañero del Medio Oeste, ha concluido sus estudios recientemente, y viaja en busca de un empleo hasta Nueva York. Se establece en Long Island, concretamente en la orilla del West Egg. Justo enfrente de su casa, en la lujosa orilla del East Egg se erige la mansión de Jay Gatsby, un hombre tan rico como misterioso que organiza a diario fastuosas fiestas a las que Nick asiste como espectador desde el jardín de su casa. De pronto recibe una invitación para acudir a una de estas veladas, y queda tan intrigado por el desconocido anfitrión como el resto de invitados.

Pronto descubriremos que las intenciones de Gatsby al invitar a Nick a su fiesta no son tan inocentes como en un principio pudieran parecer, pues gracias a la relación que establece con él, intentará recuperar el tiempo perdido y acercarse de nuevo al gran amor de su vida, que no es otro que Daisy, la prima de Nick. Intentar reconquistarla para retenerla a su lado no será una tarea sencilla, pues ella está casada con Tom, y a pesar de que su relación no es una unión modélica, puesto que la sombra de la infidelidad planea sobre ellos, si que goza de la estabilidad propia de una alianza que confiere cierto estatus social.

La frivolidad de Daisy, junto con los celos de Tom y el anhelo por recuperar el amor de Jay Gatsby son los tres vértices de un triángulo amoroso muy turbulento que nos llevará a un final tan inesperado como coherente con la sociedad indolente propia de los años veinte.

Cada cierto tiempo me gusta revisar qué clásicos me faltan por leer (tanto autores como obras), y este Gran Gatsby—libro considerado como una de las obras maestras de la literatura norteamericana— era uno de ellos. Emprendí su lectura con las expectativas bastante altas por los comentarios que había leído por la red, y, a tenor de las dos versiones cinematográficas (que todavía no he visto), pensaba que sería una lectura más que interesante. Bueno, pues a pesar de todo lo anterior, ha sido un libro con el que me ha sido muy complicado empatizar.
 Y no es por el hecho de la diferencia de épocas, ni por la ambientación (ambas realmente deliciosas), sino por los personajes. El escritor no consigue acercarlos lo suficiente. No he podido ponerme bajo la piel de ninguno de ellos hasta casi el final del libro, y he pasado por sus páginas asistiendo a la historia pero sin ningún tipo de implicación. ¿Está bien escrito? Si. ¿Sus descripciones son buenas? Sí. Pero el calado de los personajes es escaso al comienzo del libro aunque mejora bastante en su segunda mitad. Esto no quiere decir que no estén bien definidos, que lo están, sino que sus acciones y pensamientos no tienen la profundidad necesaria para llegar al lector (al menos en mi caso). Pero no me interpreteis mal. No busco que un personaje me caiga bien sino que su personalidad me llegue. Puede ser un auténtico sinvergüenza, pero si su psicología, sus acciones y reacciones trascienden, lo acepto.

En este libro resulta curioso además que Gatsby, el personaje principal de la historia, no sea el hilo conductor de la misma. Creo que es un recurso sorprendente sobre todo para la época en que se escribió —en plena Ley Seca de los EEUU, dentro de los “locos años veinte”—, aunque efectivo para el secreto que quiere plasmar el escritor sobre la persona del protagonista. Acercarse a la historia desde el punto de vista de un único personaje —Nick Carraday en este caso— es arriesgado, pues el lector solo conocerá aquello que vive el narrador y esto en muchas ocasiones fuerza la historia y hace que este personaje entre con calzador en algunas escenas.

Pero también tiene su lado positivo, porque esta visión incompleta otorga un halo de misterio adicional a la historia. Y si a esto le sumamos que la narración se va aderezando con rumores sobre el personaje principal, la intriga crece y el lector no tiene otra opción que preguntarse quién es Gatsby en realidad, cómo amasó su fortuna o a qué dedica su tiempo.

Porque de lo que trata este brevísimo libro es de la historia de Gatsby. De la real. De los miedos del personaje, sus aspiraciones, de las maniobras que trama para conseguir sus deseos, y mediante las confesiones del personaje con Nick Carraday o los rumores, el lector lo va descubriendo.

La narración viene marcada por dos partes diferenciadas. En la primera, el escritor describe el entorno acaudalado y vacío de la alta sociedad de los años veinte, y posteriormente, en la segunda mitad, el autor va enfocando la historia como si se tratase de una cámara, acercándose a Gatsby y a su vida.

La trama se elabora en orden cronológico y Fitzgerald no deja ningún hilo suelto, aunque termina la historia con un giro final bastante calculado y artificial que no me ha dejado demasiado satisfecha. Encontraréis que el peculiar estilo elaborado y falto de signos de puntuación en algunos pasajes ralentiza la lectura, pero no es obstáculo para poder disfrutar de las frases relevantes que el autor va diseminando por el texto y de algunos diálogos muy interesantes.

Un proceso curioso, la relación que he terminado por vivir con esta novela, porque cuando terminé de leerla me pareció una obra excesiva. Demasiado lenta al comienzo, demasiado intensa en su parte media y con un final algo exagerado. Y sin embargo, conforme la he ido examinando de nuevo para la reseña, he encontrado nuevas facetas que habían pasado totalmente desapercibidas para mí (el empleo intencionado del color por ejemplo) y que realzan su encanto.

Una obra peculiar que me ha dejado con un montón de sentimientos encontrados respecto a su lectura.

¿Y vosotros, la habéis leído?¿Qué opinión os merece? ¡Feliz día! 

6 comentarios :

  1. Que pena que no haya sido lo que esperabas. Yo tengo muchas ganas de leer este libro desde que vi la película que me encantó, aunque igual también me llevo una desilusión
    Besos

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    1. Quizás al haber visto la película tengas otras impresiones, Tatty. Si te animas, ya nos contarás.
      Besotes

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  2. No con toda la buena literatura se empatiza ¿verdad?. El gran Gatsby es precisamente uno de esos libros. Puedes reconocer su valor literario, sus reflexiones, pero ¿empatizar?. No es de los que toca el alma, no. La película te la recomiendo :)

    Un abrazo

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    1. ¿De verdad? Mira que las adaptaciones suelen dejar bastante que desear... Bueno, tengo en gran estima tu criterio así que la propondré para el próximo PPP (peli, pizza y/o palomitas). Realmente no es fácil empatizar con esta obra, aunque reconozco su valía.
      Un besote

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  3. Un libro que, por lo que tengo entenido, o amas u odias. De momento no me animo con él. 1beso!

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    1. No sé si yo diría que es un sentimiento tan extremo, pero desde luego no es de los que te dejan indiferente, para bien o para mal.
      Un besote, guapa

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