Mostrando entradas con la etiqueta carolina sole. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta carolina sole. Mostrar todas las entradas

Ojos de hielo de Carolina Solé.

jueves, 9 de octubre de 2014





La Cerdanya, mes de noviembre. Llueve de madrugada y una niebla densa cubre el fondo del valle. El cuerpo de Jaime Bernat, el terrateniente más poderoso de la comarca, yace inerte sobre la tierra gélida de una era. Entre los vecinos, todas las sospechas apuntan a Dana Prats, cuya familia mantiene un litigio generacional con la familia Bernat por un asunto tierras. Acechada, Dana pide ayuda a su amiga de infancia, la abogada Kate Salas, quien regresará a su pueblo natal dispuesta a demostrar la inocencia de su amiga. Ojos de hielo es una historia de familias que nos invita a reflexionar sobre la ambición y sus límites, sobre el modo en que la niñez condiciona la vida adulta, sobre las ofensas que el tiempo y la memoria convierten en agravios imperdonables…Y sobre la inexcusable necesidad de perdonar.



Suelo dejar pasar un tiempo antes de leer algún libro “de moda”, y además procuro no leer sinopsis ni reseña alguna para no contaminarme. A veces, la táctica resulta eficiente; otras no tanto. Un poco lo que me ha pasado con este Ojos de hielo. Lo apunté porque fue un auténtico boom y la editorial se presupone buena. Además se  tildó al libro como “novela negra” aunque sinceramente, dudo que en este caso la descripción se corresponda con el género. Sí que existe un crimen, y un inspector que investiga el asunto, pero no es el eje central de esta novela de casi setecientas páginas que me ha dejado una impresión de “luces y sombras”.
 



Carolina Solé (Sabadell, 1966) tuvo siempre claro que al llegar a los cuarenta años quería dar un giro a su profesión y cambiar su vida profesional en el sector empresarial para volcarse en la literatura. Para ello, ha estado estudiando durante cuatro años en la Escuela del Ateneo Barcelonés, siendo el resultado este Ojos de hielo, respaldado por la editorial Planeta.





El libro comienza de manera prometedora, con una presentación del lugar y del crimen que capta nuestra atención irremediablemente, y además está narrado con una prosa seductora y cuidada. Pero pronto nos encontramos con que la trama sigue otros derroteros y se sumerge de lleno en la historia del valle y de los clanes familiares. La acción se torna más pausada y la autora se recrea en describir a los personajes principales, y parece entonces que el género de la obra gira hacia las novelas de sagas.

De hecho el tempo cambia tanto que me ha noqueado, puesto que desde la editorial la venden como “trepidante”. Nada más lejos. Lleva un ritmo suave, moderado, de lectura tranquila, pero de vertiginoso nada de nada. Otro punto discordante con lo que a priori había imaginado.

Volviendo a lo positivo de este libro, me gustaría destacar el estilo narrativo, en el que se conjugan el narrador omnisciente junto con un relato en cursiva que nos va envolviendo y crea multitud de interrogantes e hipótesis en el lector hasta el final de la novela. También me ha resultado muy fácil imaginar tan sólo creando un paralelismo con la vida de los pueblos que, de una u otra manera, he conocido hasta ahora. tanto el ambiente rural como las presiones, envidias y ambiciones que se cuecen en estos entornos tan cerrados. 

Destacaría por último, en el bloque de “luces”,  la caracterización psicológica de los personajes: Kate Salas es una abogada autoritaria, de un fuerte carácter que por otro lado, esconde más de un complejo y una fuerte necesidad de reconocimiento familiar; J.B Silva, un ex-estupa con un pasado que intenta superar y que se encargará de llevar el caso, es un hombre solitario, “destinado” a este pequeño lugar; un hombre moral, devorador de Solanos y conquistas, cuya afición es la reparación de motos antiguas. Dana Prats, la principal sospechosa del crimen, amiga íntima de Kate y la veterinaria del valle es una mujer con un carácter sensible (demasiado), anclada a las tierras y las costumbres ancestrales.
Por otro lado, tenemos a Desclós, el caporal joven pero conservador y algo misógino que apoya al inspector en la investigación, a Magda, la ambiciosa jefa de J.B, y la familia Bernat con todas sus maldades y misterios ocultos.

Sin embargo, aunque la psicología de los personajes me ha gustado, también en la novela he encontrado algunas “sombras”, como la extensión de la obra o el desenlace, que me dejó totalmente confundida. ¿Cómo era posible que tras setecientas páginas y unos últimos capítulos tan interesantes terminase con tantos interrogantes sin cerrar y con un final tan abrupto? Bueno, pues tras terminar la lectura, con todo mi mal humor, investigué por la red, y entonces lo entendí todo.

Carolina Solé ha imaginado esta novela como la primera de una trilogía (el tema daría para un debate: ¿porqué ahora las historias son trilogías libro si libro también?), y la ha caracterizado al estilo de una serie de televisión (por eso sus capítulos son tan visuales y breves). También es esta la explicación de que se haya detenido tanto en los personajes, para que se les conozca en profundidad, y se puedan entender fácilmente sus actuaciones posteriores.
En cuanto al final y los hilos sueltos, siendo esta la primera obra de una trilogía, entiendo que esto es razonable, aunque no estaría de más que de alguna manera se avisara al lector de estas premisas, para que al menos supiéramos qué vamos a encontrar.

En resumen, esta es una novela que yo denominaría “de personajes”, pues creo que este junto con la ambientación rural de los escenarios, son el punto fuerte de este libro aunque quizás una novela algo más breve y menos rendida al detalle hubiera sido en mi opinión, más acertada. 

Y vosotros, ¿lo habéis leído ya?¿qué opinión os merece?


Feliz día.