Mundobebé: 4. La guardería (adaptación).

lunes, 4 de junio de 2012

adaptacion Llega el momento de dejar a tu retoño en la guardería. Pero no lo vas a dejar así como así. Necesita una adaptación (y tú también, no nos engañemos). Así que te sugieren un par de semanas en las que tu mundo se pone al revés, justo ahora que parecía que tenías el tema dominado.

El peque se ha ido, durante una horita. Y tú, ¿qué haces?. Pues en principio sentirte sola, como que te falta algo. Y después, intentar aprovechar ese ratito para hacer alguna cosilla (generalmente tareas domésticas, que parece que estamos programadas para no disfrutar nosotras ni un triste rato de asueto, que siempre hay obligaciones que cumplir…).

Y para cuando te quieres dar cuenta, ya tienes que ir a recogerlo. El primer día, te dicen, es importante tener paciencia con él, porque de alguna manera te hará saber que tú le has dejado con gente que aunque es muy simpática, él no conoce, que no son papá o mamá. Puede que lo dejes o lo recojas llorando. Incluso pueden cumplirse ambas opciones.Para mi regocijo, el primer día fue estupendo. Le dejé muy tranquilo y cuando fui a por él, me lo devolvieron dormidito. Vamos, que estrés cero.

- Yupi!, pensé. Este niño es un bendito.

enfadosoY llega el segundo día. Que tu piensas: si ayer fue bien, pues hoy también porque es más de lo mismo: una horita, y con las personas que ya conoce. Ja. Pues no sé los nenes de los demás, pero el mío, nos ha salido con sensor de movimiento, curiosón y un poco rencoroso, el chaval.

Cuando fui a buscarle el segundo día junto con la abuela, se despachó a gusto conmigo hasta el mediodía. Todas las fiestas que yo le hacía, le entraban por un oído y le salían por otro. Increíble, pero me fustigaba con el látigo de su indiferencia. En cambio las tontadas que le hacía mi madre mucho más sosas y menos elaboradas (dicho esto sin acritud ni envidieja, dondevaaparar!), le encantaban, y se lo demostraba con unas sonrisas de las que hacen que se te caiga la baba. Por supuesto, la abuela, sorprendida, encantada y feliz. La madre no tanto….Tan pequeño y tan sinvergüenza.

 

Mamá de Filias: - Huy, chica! Qué rico. Pero qué precioso está. Guapetón!

Nene: prrrfff! (pedorretas varias y regocijo general mirando atentamente a su abuela).

Filias: - Caaariñoooo! Mi vida! Blblblblbl (método infalible (hasta ahora) para sonsacarle una sonrisilla).

Nene: prrrrfff! (pedorretas varias y requeteregocijo mirando atentamente a su abuela).

Mamá de Filias casi hipando de la risa: – Si no lo veo no lo creo. Hay que ver que gracia tiene. ¡Ni te mira!

 

Afortunadamente he aprendido la lección. Tranquilidad y paciencia hasta que se adapte. Y por supuesto: nada de ir a recogerlo con la abuela. Si quiere sonrisas bonitas, que se lo curre, como los papás.

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