10 requisitos para un buen comienzo.

jueves, 16 de junio de 2016



Como decía aquel anuncio, en las distancias cortas, te la juegas. Y los escritores mucho más. Lo arriesgan arriesgamos todo a una baza porque no existe una segunda oportunidad para una primera impresión. Así que es importante tener unos buenos señuelos preparados. Una portada atrayente, una sinopsis interesante, y por supuesto un capítulo inicial que atraiga desde la primera línea.

Así que hay que conseguir ser lo más seductora posible en las primeras frases de tu texto. Pero ¿cómo? Bien, hoy te traigo algunas fórmulas eficaces que han utilizado algunos escritores de éxito para abstraer al lector de su mundo real y sumirlo en el mundo de ilusión que has creado con tanto esfuerzo. Diez requisitos para que tu texto tenga un buen comienzo es todo lo necesario para que atrapes a tu lector desde el minuto uno. ¿Comenzamos?

1. Crea una imagen activa.

¿Hay algo más aburrido que un comienzo lento o en el que no suceda nada? Un inicio tipo conversación de ascensor en la que se habla del tiempo, puede ser la ruina para tu texto. Necesitas una primera línea que marque la diferencia, que traiga acción y que a ser posible, cree una imagen en la mente del lector.
“Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador de paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra del asfalto, nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso.” José Saramago, Ensayo sobre la ceguera.



2. Dale voz a tu protagonista.


En muchas ocasiones, el propio personaje es tan singular que su universo (forma de hablar, de pensar, de vestir) es suficiente para crear una imagen vívida en el lector. Y si esto sucede, ¡enhorabuena! Ya tienes mucho ganado. Lo ideal es que introduzcas al personaje mostrando un aspecto definitorio de su carácter. De igual modo, el momento en que presentas al personaje, y siendo este el capítulo inicial, mostrar la pregunta dramática del mismo es una idea positiva. Muestra su motivación y crea la duda en el lector. ¿Conseguirá el personaje su objetivo o no?

“Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane.” J. D Salinger, El guardián entre el centeno.

3. Sorprende.


No se trata de efectuar portentosos trucos de magia sino de crear tensión e intriga para que el lector necesite avanzar y leer el siguiente párrafo. Puedes hacerlo de diversas formas; con una descripción diferente, un punto de vista inusual, introduciendo algún recurso de humor…Tú decides. Lo importante es que llames la atención del lector de manera que no pueda dejar de leer porque se esté preguntando qué pasará a continuación o por qué el protagonista actúa de esa manera.

“Encuentra al hombre que me asesinó y te contaré detalladamente lo que hay en la otra vida.” Orhan Pamuk, Me llamo Rojo


4. La primera línea axiomática.


Un buen recurso para conectar con el lector es encontrar lugares comunes con él. Y uno de esos sitios son las reflexiones filosóficas. Pero no vale cualquiera. Necesitas una de esas verdades como templos; una frase que consiga que el lector se detenga por un instante para recapacitar en lo que acaba de leer.

“Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.” Leon Tolstoi, Ana Karenina

5. Cuanto más sencillo mejor.

No hay mejor cosa para que un lector salga huyendo y abandone una lectura que una primera frase farragosa. Es la tirada en la Oca que te manda directo a la casilla de la Muerte. No lo hagas. Procura que tus frases sean sencillas, cortas, eficientes. Di aquello que es necesario. Nada más.

“Llamadme Ismael”. Herman Melville, Moby Dick

6. Engloba en ella toda tu historia.

De alguna manera, intenta resumir (a grandes rasgos) lo que el lector va a encontrar dentro de las páginas del libro. No es necesario un resumen pormenorizado, sino una pincelada con la suficiente textura como para interesar al lector.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.

7. Procura que tus primeras líneas no sean un prólogo ni un flashback.


Creerás que este punto es completamente opuesto al anterior ¿verdad? No necesariamente. Una cosa es que dejes entrever el camino que llevará tu texto de manera sugerente y otra muy diferente es que te regodees en el pasado o la situación previa a la acción que vas a narrar.

En este primer momento necesitas que el lector aterrice en mitad del momento presente. Ya tendrás tiempo unas páginas más adelante de justificar la situación actual del protagonista. Recuerda que un primer capítulo no es el lugar adecuado para explicaciones. Es un gancho.

“No espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. Sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio. No obstante, yo no estoy loco, y ciertamente no sueño.” Edgar Allan Poe, El gato negro.


8. No olvides poner la tierra bajo los pies de tu lector.


Sobre todo si la narración es del género fantástico. Es necesario darle al lector unos puntos de apoyo para crear en su mente la ilusión del mundo que tú has creado. Y para ello, conocer algunos pequeños detalles es fundamental: Ubicación, momento (del año, del día) en que transcurre la escena, ambientación…

“En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.” J. R.R. Tolkien, El hobbit.

9. Comienzo sensorial.


Una de las mejores formas de hacer llegar un mensaje es mediante la estimulación de los sentidos del lector, así que este es un objetivo a tener en cuenta. Cuanto más vívida sea la reacción del lector al interpretar tu texto, mayor será la probabilidad de que captes su atención y lo atrapes dentro de tus páginas.


“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.” Navokov, Lolita.


10. Ten siempre presente el género en el que vas a escribir y el perfil de tu lector.


No es lo mismo dirigirse a un público infantil que a uno adulto del mismo modo que también son diferentes los lectores de novela negra o los de ciencia-ficción. Ten en cuenta quién va a estar al otro lado de la página y adecúa el tono de tu narración.

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.” Juan Ramón Jiménez, Platero y yo

“Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centesimodecimoprimero con una fiesta de especial magnificencia, hubo muchos comentarios y excitación en Hobbiton.” J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos.



¿Qué te ha parecido?¿Conoces algún otro recurso interesante? Te espero en los comentarios.

2 comentarios :

  1. ¡Buenas! Muy interesante la entrada, me ha gustado mucho. La verdad es que dices cosas en las que no me había parado a pensar. ¡Un saludo!

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    1. ¡Muchas gracias Raquel! Me alegra que te haya gustado y que te haya resultado de utilidad.
      Un abrazote

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