La última noche en Tremore Beach de Mikel Santiago

jueves, 23 de junio de 2016



Un compositor que ha perdido la inspiración.

Una casa aislada en una playa irlandesa.

Una noche de tormenta que puede cambiarlo todo.

Peter Harper es un prestigioso compositor de bandas sonoras que, tras un traumático divorcio, se refugia en un rincón perdido de la costa de Irlanda para recuperar la inspiración. La casa de Tremore Beach, aislada en una enorme y solitaria playa, parece el lugar indicado para lograrlo. Todo parece perfecto... hasta que llega la noche de la gran tormenta.



Ingredientes:

Una localización apartada y remota, tres cucharadas de intriga y suspense, un puñadito de “momentos de realidad subjetiva” (léase sueños, visiones, alucinaciones…), un protagonista que cuestiona su salud mental, cuarto y mitad de sensación de peligro y amenaza y finalmente, para la cobertura idónea del pastel, una atmósfera lluviosa y sombria.

Una buena receta para —si se cocina bien— triunfar con un thriller psicológico. Y eso es exactamente lo que ha hecho Mikel Santiago con este Tremore Beach.

Conocí al autor en su blog el relatódromo donde me sedujo su habilidad con el tempo y cierta cercanía con Poe en sus relatos (imprescindible su Historia de un crimen perfecto), pero además, el universo conspiró hacia él. En cuestión de semanas, mi compañera de trabajo me recomendó su libro y además fue uno de los autores que se animó al “face to face” en la Pamplona Negra.

Estaba claro que debía leerlo. Así que me rendí y lo hice. Reconozco que las sensaciones han sido algo encontradas y reconozco también que algo tiene que ver el bombo y platillo que le han otorgado los medios. Igualarlo a Stephen King no hace sino crear unas expectativas en el lector que, muy probablemente, no serán satisfechas. Y no es que Mikel no sea bueno, que no es el caso, sino que en la comparativa, sale perdiendo. Y no es justo.

Me ha gustado su factura ya que no parece una ópera prima y resulta una lectura agradable de la que debo destacar dos cosas que me parecen importantes (amén de difíciles de gestionar) y que Mikel ha sabido emplear correctamente: el humor y el puntito sobrenatural (elemento complicado para no caer en lo risible o en lo inverosímil).

El lenguaje es natural y efectivo, y da como resultado una lectura agradable, dinámica y entretenida que va ganando en intensidad conforme se desarrolla la historia. Que esté narrada en primera persona y en la actualidad es un acierto, al igual que el lugar escogido para la ambientación. Irlanda y, en concreto Tremore Beach, el solitario lugar en el que transcurre la mayor parte de la historia, transmiten perfectamente la intranquilidad y el desasosiego del protagonista.
Quizá el final es menos soprendente de lo que esperaba, la narración necesita algo más de profundidad (creo que el autor lo puede y lo sabe hacer) y algunas subtramas no están suficientemente desarrolladas, pero son detalles que se perdonan puesto que la intriga de la historia te lleva de la mano durante toda la novela.

Además, con Mikel me sucede una cosa curiosa. Recuerdo una conversación de hace unas semanas con un gran microrrelatista . El afirmaba que un buen texto (independientemente del autor) es aquel que genera en el lector la necesidad de contar algo. Que la narración actúe como una espuela. Y eso es justamente lo que me ha sucedido con Mikel Santiago. Que la lectura de sus textos ha puesto en marcha mi maquinaria inventiva, y estoy con unas ganas locas de intentar crear una historia en este género.

En definitiva, una lectura muy recomendable ahora que llegan fechas veraniegas.


Puedes degustar sus primeras páginas aquí:



Te gustará si:


  • Eres aficionado a los thrillers psicológicos.
  • Te va el tema sobrenatural.
  • Quieres descubrir un escritor con proyección.

¿Qué? ¿Te animas a tener escalofríos en pleno verano? ¡Feliz día!

2 comentarios :

  1. Es un libro que tengo ganas de leer desde hace tiempo
    Besos

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  2. A mí también me gustó pero creo que las altas expectativas y la comparación, aunque yo no haya leído nada de King, hicieron que me quedara con la sensación de que me faltaba algo.

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