Con anuncio de Rosa Ribas

miércoles, 15 de mayo de 2013





La agencia de publicidad de Fráncfort Baumgard & Holder lleva días recibiendo amenazas anónimas, hasta que sucede un brutal acontecimiento. ¿Se trata de una simple guerra entre agencias por la realización de una importante campaña o se esconden otros intereses?
La comisaria Cornelia Weber-Tejedor, hija de una emigrante gallega y de un alemán, se hace cargo de una investigación que deja al descubierto el trasfondo más oscuro de la capital financiera de Europa..., y los entresijos de la complicada vida de esta peculiar comisaria.



Rosa Ribas Moliné (El Prat de Llobregat, 1963). Filóloga y escritora, reside desde 1991 en Alemania donde ha desarrollado su trabajo como traductora y colaboradora de editoriales. Ha trabajado como lectora de español en el Instituto de Lenguas y Literaturas Romanicas de la Universidad de Francfort y como profesora titular de Estudios Hispánicos Aplicados en Heilbronn, dejando este puesto en 2008 para dedicarse por entero a la escritura.
Desde 2006 ha publicado varias novelas, siendo la primera El pintor de Flandes (2006) pero la saga de la comisaria Weber-Tejedor es la que más fama le ha deparado y de la que ha publicado hasta el momento tres libros: Entre dos aguas (2007), Con anuncio (2009) y En caída libre (2011). A caballo entre la segunda y la tercera entrega de la saga también ha publicado La detective miope (2010) que ha tenido una gran acogida.

La pena de leer varias novelas negras seguidas es que no se puede evitar la comparación. Y ya se sabe, éstas son odiosas. Al leer Con Anuncio seguida de Nadie quiere saber, no puedo obviar que ambas novelas tienen como protagonista a una mujer que aunque se mueve en un mundo eminentemente y por costumbre masculino, son bien diferentes. Allí donde una es castiza, y con un genio endiablado, la otra es bastante más moderada aunque con su carácter también. El temperamento de cada una, así, corresponde con el lugar en el que viven: maneras latinas para la inspectora Delicado y germánicas para la inspectora Weber-Tejedor.

Pero dejo las comparaciones, y voy al libro. El título de la novela fue lo que más llamó mi atención en un primer momento: ¿por qué un título así? Leyendo la sinopsis podríamos deducir que tiene que ver con el caso de la agencia de publicidad en la que investigará Cornelia, pero me parece una frase que dice poco, que no llena y que a priori, no seduce demasiado.

Más vale que la novela no es así en absoluto. Se perfila como una lectura policíaca clásica con su intriga hasta el final, su asesino entre los individuos conocidos (principales o secundarios), exenta de artificios y con unos personajes interesantes. Sin embargo, en esta segunda entrega de la saga de la Comisaria Weber-Tejedor, también hay lugar para la exposición de temas más sociales y comprometidos como la xenofobia oculta en una sociedad que pretende mostrarse más abierta, tolerante y correcta de lo que en realidad es.

Por eso cuando en la agencia Baumgard & Holder se produce un asesinato tras haber recibido varios anónimos racistas y homófobos contra sus trabajadores, Cornelia se verá inmersa en una complicada investigación que no consigue que arroje un camino firme para descubrir al asesino. Además de este factor externo a la Comisaria, la situación intrínseca de su equipo tiende al desastre debido en parte a su tensa relación con Juncker, (el otro inspector a cargo del caso; un tipo prepotente y francamente homófobo )y su interés personal por un compañero de trabajo; Müller.

Por supuesto, y al igual que en la novela anterior, Rosa Ribas nos presenta la realidad de una Comisaría saturada que debe hacerse cargo de varios sucesos a la vez, no como en el cine o en la televisión, donde los casos llegan conforme se van cerrando los anteriores, algo absolutamente irreal.

La resolución del caso principal (que no el secundario, que se resuelve como “de pasada” ), como digo, me ha parecido buena ya que no te imaginas quién puede ser hasta el final, los diálogos están bien estructurados y sobre todo los personajes se caracterizan muy humanizados, por lo que resultan creíbles. Este es otro ejemplo de que una novela negra no debe ser desagradable ni estar llena de sangre y vísceras para resultar atractiva y mantener la atención del lector a lo largo de sus páginas.

Me ha parecido una lectura agradable, fácil fluida y amena, y que destila “German´s style” por sus cuatro costados (a saber: novela sosegada pero con ritmo, sus personajes son bastante pragmáticos y la trama está moderada paso a paso). Personalmente, me gustó y me sorprendió más la primera novela de la Comisaria, pero reconozco que en esta entrega se desarrolla y depura el estilo de la autora. También es destacable que hay algunos interrogantes que quedan pendientes, (¿qué pasará con Jan y Müller? ) y que supongo se desvelarán en el siguiente volumen de la saga que estoy decidida a leer en cuanto pueda.


Imágenes: 
www.revistadeletras.net

4 comentarios :

  1. Ya sabes que me gusta mucho la novela negra pero esta, al ser parte de una saga, no sé, no conozco a los personajes...
    Besos,

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    1. Lo ideal es comenzar por el principio, claro, pero no hay problema en leerlas por separado Carmen. Aunque esta segunda novela es más madura te recomiendo que empieces por la primera, me gustó más.
      Un beso

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  2. No lo conocía!!
    Y la saga juraría que tampoco... Pinta interesante =)

    Besotes

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    1. Es interesante, entretenida y original...
      ¿Te animas?
      Besos

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