¿Cómo están mis super-héroes hoy? ¿Qué tal os fue la primera parte? Sencilla de leer y dura de aplicar, ¿verdad? Bueno, pues hoy vamos con el segundo truco. Pero antes dejadme contaros una cosa.
Hace un par de semanas un mensaje de Whatsapp de un número desconocido me emplazaba con mucha familiaridad. Contesté porque no hay demasiadas personas que me conozcan por el nombre con el que el mensaje se refería a mí. Y me llevé una sorpresa mayúscula. Era una antigua compañera de instituto con la que había perdido contacto. No os imagináis la alegría que me dio. Como es natural, tratamos de ponernos al día y en un momento dado le hablé del blog y de mis inquietudes literarias a lo que ella, respondió con toda naturalidad: «Qué bien. Veo que sigues como siempre, escribiendo».
¿Cómo siempre? No. Hace tan solo unos años que he vuelto al redil, a encontrarme y a hacer lo que realmente me gusta. A escribir. Pero es curioso que ella, que me perdió la pista hace veinte años (si, soy una viejuna adorable) me asocie con algo que a mí me ha costado asimilar y aceptar mucho tiempo.
Y esto me ha llevado a algunas reflexiones prácticas que quiero compartir contigo.
Estoy absolutamente convencida de que lo que te voy a decir no es una primicia. Es más. Seguro que pensarás que es una perogrullada. Pero es cierto como la vida misma. Y aunque parezca un razonamiento de cajón, a mí me ha costado aceptarlo. Hasta el momento tan solo los más cercanos en tu círculo sabían de tu pasión por las letras, ¿verdad? Pues ha llegado el momento de quitarse la máscara, de descubrir tu identidad secreta. ¡Tachán! Eres escritora. Ya has hecho lo más difícil.
Ojo, que no quiere decir que lo demás sea sencillo. Pero al menos ahora tu entorno (y tú) sabéis que eres escritora, que quieres/debes escribir. Llegar a aceptar esto es lo más complicado porque generalmente no nos podemos dedicar a la escritura a tiempo completo, y tratamos de combinarlo con los cientos de tareas que componen nuestro día habitual, por lo que esta faceta suele quedar relegada al fondo de nuestro cajón de prioridades.
Así que si quieres que los demás te tomen en serio como escritora, debes creer en ti. Debes presentarte como tal y comprometerte con tu labor (sea cual sea el tiempo del que dispongas). Te aseguro que este pequeño gesto te allanará el recorrido y con él derribarás los primeros bloqueos porque te proporcionarán la motivación necesaria para realizar tu meta de escribir a diario. Una vez que sabes lo que quieres, tienes el camino más despejado (aunque esté lleno de cuestas y barro).
Ya pero…¿cómo lo hago realidad?
Está demostrado que cuando vemos físicamente algo (bien sea escrito o en imágenes), nos resulta tanto más sencillo aceptarlo y asumirlo, porque nuestra mente lo entiende con mayor facilidad. Así que:
- Haz unas tarjetas de visita en las que ponga tu profesión. Por ejemplo:
Mª Juntaletras Apasionada Rodríguez
Escritora.
- ¿A qué te dedicas? Inevitable la preguntita de marras, pero míralo como una oportunidad:
No digas “escribo…” sino “Soy escritora”.
- Acepta y asume cada cumplido con orgullo. No recuerdo mejor regalo que el que me brindó hace unos meses uno de mis compañeros de trabajo, cuando de manera natural me dijo:
(Todavía me sonrojo).
¿Y tú? ¿Te has sentido así en alguna ocasión? ¿Te han sorprendido con algún Whatsapp inesperado? Cuéntamelo en los comentarios y, si te ha gustado el post, ¿podrías compartirlo?
Feliz día.