Tu nombre me sabe a letras.

jueves, 29 de enero de 2015







¡Buenos días a todos! Hoy vengo con una propuesta que espero os guste. Ya conocéis mi mente inquieta y la importancia que concedo a la creatividad, así que, para que este 2015 mantengamos activas las neuronas (más aún), me he animado a provocaros un poquito para escribir.

Comunicando, comunicando, comunicando.

De todos es sabido que las musas se pueden poner en marcha de la forma más inesperada, pero lo que está claro es que no podemos quedarnos sentados a esperarlas, sino que debemos incitarlas, lanzarles algún tipo de desafío. O al menos, mantenernos en forma para que cuando decidan aparecer (ya se sabe del difícil y caprichoso carácter de estas beldades), estemos operativos y disponibles. Casi con el bolígrafo en la mano o las teclas bajo los dedos, preparados para escribir.

Y tú, ¿de quién eres?

La dinámica es muy sencilla. Me inspiraré en vuestros nombres o pseudónimos para formular una entrada mensual en la que os explicaré qué me han sugerido vuestro alias y os propondré un pequeño juego para que en un máximo de 200 palabras provoquéis a las Musas con vuestros microrelatos. Os adelanto que las categorías en que me he basado pueden ser musicales, artísticas, geográficas... Creo que será interesante y espero que os resulte dinámico y sugerente.



Viva Eva Nasarre.


Se trata de mantener el músculo en forma, de estimular nuestra imaginación y también el hábito de la escritura, cómo no. Por eso me encantaría que dejaseis los textos en los comentarios, como hicimos en los Micros del Azar, pero si lo preferís, podéis colgarlos en vuestros blogs, o simplemente almacenarlos en un cuaderno, ¡lo importante es escribir! En unos días... ¡comenzamos!




Feliz día.

Una inquietante simetría de de Audrey Niffenegger.

lunes, 26 de enero de 2015




Hace un tiempo os decía que gracias a vuestros blogs y comentarios he conseguido descubrir autores y obras que, de otro modo hubiesen pasado totalmente desapercibidos para mí. Ese es el motivo por el que elegí leer este libro, pero ya os adelanto que en esta ocasión no ha sido lo satisfactorio que me hubiese gustado.



El hecho desencadenante de la novela es la muerte de Espelth, la tía carnal de Julia y Valentina, quien les deja (con algunas bastantes condiciones: los padres de las chicas no deben pisar la casa y éstas deben vivir en el piso durante un año para que la aceptación sea efectiva) en herencia el piso en el que ha vivido, colindante con el precioso e inquietante cementerio de Highgate. Las chicas, reciben la herencia con gran entusiasmo porque lo entienden como una oportunidad para salir de su “zona de confort”, de su vida apacible en Chicago bajo el ala protectora de sus padres. De este modo, vuelan a Londres para comenzar una vida nueva, y allí se encuentran con los otros dos vecinos del inmueble, Martin y Robert, que son quienes terminan de dar cuerpo a la novela.

Las hermanas Poole aunque son gemelas, no pueden ser más diferentes. De hecho, su similitud es bastante peculiar puesto que son físicamente especulares; es decir, que una es el espejo de la otra. Así, Valentina es el contrario físico de su hermana (de hecho tiene los órganos en el lado inverso al habitual), pero las diferencias no solo estriban ahí porque también su forma de ser es completamente dispar. En tanto que Julia es extrovertida y decidida, Valentina es reflexiva, intuitiva y calmada. Siempre bajo la influencia y el amparo de su hermana, Valentina pretende hacerse valer, aunque lo tiene bastante difícil puesto que Julia no está dispuesta a soltar amarras.



El segundo hilo argumental del libro gira entorno a la relación de Espelth y Robert (el vecino del piso inferior). La pérdida de Espelth es tan dura para Robert que este no sabe seguir adelante y pasa sus días entre recuerdos y visitas etílicas a la tumba de su amada, sin saber que ella está mucho más cerca de lo que él cree. Robert, cuyo trabajo es realizar tours por el cementerio de Highgate en tanto que termina su tesis doctoral, recibe la visita de las chicas con cierta desconfianza al principio pero posteriormente, mantiene una estrecha relación con ambas.



En tercer lugar, la autora nos cuenta la historia de Martin. Preso de una enfermedad nerviosa, es abandonado por Marikje, su mujer, que huye a Amsterdam después de años batallando con la enfermedad obsesivo compulsiva de el vecino del piso superior de las gemelas. Debido a su estado, no sale de casa y se gana la vida desarrollando elaborados crucigramas para una publicación. Este es quizás el hilo argumental que más me ha gustado de los tres (supongo que porque es el que más se enraiza en la realidad y el que más bucea en la psicología del personaje).



La historia, como veis, se desarrolla en torno a tres hilos argumentales que giran alrededor del amor, la muerte, la familia y... los secretos inconfesables. A priori bastante interesante. Pero tras un comienzo prometedor, la historia da un giro hacia sucesos nada terrenales y se convierte en una peculiar y romántica (más o menos) historia de fantasmas. Una nueva vuelca de tuerca a la forma de vida en el más allá; cómo es, cómo se vive siendo un fantasma... Muy al estilo de Ghost en algunos pasajes.



Pero no quiero ser injusta, porque también esta novela ( que yo tildaría de gótica en muchos de sus capítulos) tiene su parte interesante, como el estilo de la escritora. Su narrativa y las bellísimas descripciones del cementerio y las historias de sus tumbas son, a mi entender, de lo mejor del libro. También en léxico está muy cuidado y el ritmo es constante y fluido, por lo que la lectura se hace bastante fácil.



En el otro lado de la balanza están los personajes que, a excepción de Martin, no me han resultado demasiado creíbles. Una pena, porque la caracterización de este personaje es muy buena, y hubiera sido estupendo poder disfrutar de la misma en el resto de protagonistas. Tampoco el desenlace de la historia me ha llegado (se veía venir desde el último tercio del libro) aunque reconozco que está bien hilado y el argumento queda completamente cerrado. En definitiva, una novela que disfrutareis si os gustan los tintes góticos o las historias de fantasmas. 


¿Conocíais el libro?¿Y a la autora?
Feliz día.

Métodos (casi) imprescindibles para escribir (mejor).

miércoles, 21 de enero de 2015






Hay quien reniega de cualquier tipo de aprendizaje formal (cursos, academias o escuelas de escritura) y sostiene que el único método válido para escribir bien es simplemente hacerlo. Día si y día también. No estoy de acuerdo


Esa teoría me parece más apropiada para crear el hábito, pero me parece que también es interesante contar con una pequeña guía. Creo que el acto de la escritura es imprescindible (si es posible a diario y con un horario establecido mejor que mejor), pero soy de la opinión de que nadie adquiere conocimientos por ciencia infusa aunque tenga un gran talento ( y no es mi caso, debo decir). Por eso llevo un tiempo recopilando información sobre los métodos empleados para escribir (bien). Porque quiero aprender. Y he pensado que compartirlo aquí podría ser interesante.

No pretendo con esto dar lecciones a nadie. Soy la persona menos indicada. Pero sí que puedo compartir con vosotros los métodos que me han parecido más accesibles y han sido los que de alguna manera ( a mi modo) he sido capaz de aplicar en mi proceso de escritura. Probablemente hay tantos métodos como personas en el mundo, pero he elegido estos que espero os nos resulten de utilidad.

Si consigo que así sea, ¡miel sobre hojuelas!¿Qué os parece?¿Os animáis? ¡Espero que así sea!


Microrec: Clases

lunes, 19 de enero de 2015





«Usted es el primero que la abre», le dijo el hombre al entregarle la caja e, indiferente al desprecio de los presentes, él buceó dentro de su interior acartonado. Con sus rudas manos, alineó sobre la enorme mesa de madera maciza su escaso contenido hasta que, sobrecogido, izó su corazón entre sollozos. Allí, junto a su último latido, encontró lo que había permanecido acallado durante tantos años.


Mi aportación semanal al REC 

Ofrenda a la tormenta de Dolores Redondo

viernes, 16 de enero de 2015




Finalmente acabé la trilogía, y debo decir que con buen sabor de boca, la verdad. Y no sé vosotros, pero me quedo con la sensación agradable de que cada uno de los libros, tiene su propia personalidad. Me explico. En la primera novela encontré a la autora sin trampa ni cartón. Sin artificios que suelen utilizar algunos escritores para ocultarse tras sus propias letras. Me gustó su estilo sencillo y captó mi interés sin ningún género de duda. Si tuviera que definirlo con una palabra sería “autenticidad”.

En el segundo libro encontré a la autora más libre, menos contenida, pero a la vez, el tinte de la historia se volvió mucho más descriptivo. En confianza, hubo pasajes en que las descripciones (sobre todo de calles y comercios) me parecieron excesivas. Su definición sería “descriptivo”.

Y en este tercero he descubierto a una Dolores Redondo que ha madurado en su escritura, que continúa teniendo (por fortuna), esa magia para mantener la intriga, pero que además ha crecido como autora. Y creo que algo a destacar en este último volumen es la meteorología, que acompaña la ambientación de tal manera que es casi un personaje más, y según sea su estado, puedes llegar a vislumbrar que algo bueno o malo está a punto de pasar. Por eso lo definiría con “madurez”.

Todos los libros cuentan con algo especial, con esos seres mitológicos que la autora ha recogido y nos ha mostrado con esa soltura que tiene Dolores Redondo para mantenernos atentos a la historia. Además maneja bien los tempos, la intriga, el suspense y la sugestión. En los tres tomos. Y eso se disfruta.

La inspectora Amaia Salazar se encuentra en este último volumen con una muerte sobrecogedora; la de un bebé. Sin embargo, gracias al Doctor San Martín se descubrirá que, aunque disfrazada de muerte natural, en realidad se trata de un crimen sobre el que las investigaciones de la inspectora, revelarán un entramado siniestro que se ha instalado en el valle del Baztán.
Tampoco la vida personal de la inspectora estará libre de sobresaltos, porque aunque todos parecen creer que Rosario ha muerto, Amaia no está de acuerdo y continúa sintiéndose insegura y sufriendo esas pesadillas que la estremecen.

Una vez más, el caso que investiga se reflejará en su vida y deparará momentos duros, decisiones inesperadas, y tremendos errores para la inspectora a la que, si os soy sincera, no le tomo el pulso. Y me da bastante rabia, porque creo que, en general (quitando al “natas” de James y a Dupree con quien me equivoqué en mis suposiciones) Dolores perfila muy bien a sus personajes, sobre todo a los femeninos. Pero con Amaia no consigo empatizar.

Cuando parece que sí, que sigues su dinámica mental, hace algo que te despista por completo y la hace quedar fatal. Ejemplo práctico sin spoilers: ¿es creíble que una inspectora tan sagaz sea totalmente incapaz de darse cuenta de que dos más dos suman cuatro a pesar de que todo el mundo a su alrededor (incluso del otro lado del océano) se lo esté advirtiendo? No. ¿Es creíble su relación de pareja? Vale, es ficción, pero puestos a pedir, y a tenor de que el resto de la novela está recreada con la mayor autenticidad posible…

Y respecto a la trama, ahí si le reconozco todo el mérito y me quito el sombrero. Es un libro adictivo, con un ritmo perfectamente diseñado, que sabe mantener la intriga pese a que desde la mitad más o menos del volumen, ya te imaginas quien es el culpable. Se palpa que Dolores se implica en cada novela y desmenuza la historia real, los acontecimientos, las leyendas y mitología para ofrecer al lector un entramado magníficamente hilado con el que te mantiene pegada a las páginas casi sin darte cuenta.

En cuanto al final…Muy interesante, con giros inesperados que me han encantado aunque en mi opinión deja algunos flecos sueltos con toda la intención. Tengo la teoría de que esos pequeños hilos serán los responsables de la continuación de esta saga. Ella ya ha dicho que en algún momento continuará, así que creo que podría dirigir sus pasos en (al menos) tres direcciones diferentes.

¿Y vosotros, lo habéis leído ya? ¿Habéis sucumbido a la Trilogía del Baztán?

Feliz día para todos. 

La aventura de escribir, ¿me acompañas?

miércoles, 14 de enero de 2015



 

De vuelta


Ya tenía ganas necesidad, de volver por estos lares. Y aviso a navegantes: vengo con energía. Tengo intención de dar un pequeño giro al blog, como ya dije anteriormente. Me gustaría seguir con las reseñas pero además me he planteado una meta para este 2015: aprender a escribir mejor. Por eso este año no me apuntaré a ningún reto de lecturas (en principio, que luego me tentáis y no se decir que no) e iré reseñando a un ritmo más pausado.


Veo, veo, ¿qué ves? Una cosita, ¿y qué cosita es?


Ya está. Este es el objetivo para el 2015. Aprender a escribir mejor. Me gustaría ser capaz de descubrir a final de año un cambio, un avance en mi forma de escribir, puede que en estilo, o en la utilización de técnicas narrativas... Podría ser interesante encontrar el género en el que me sienta más cómoda, saber saltar de un microrrelato a un relato o de éste a una novela... Bueno, pero eso ya son palabras mayores. Y ¿cómo pienso intentarlo conseguirlo?


Empieza por la E...


Creo que la transformación de la E será mi aliada. ¿Qué es eso? Bueno, pues una de mis teorías (últimamente tengo bastantes hipótesis bullendo en mi cabeza) es que la transformación de los Escollos ( si, si ya se que “escollos” suena un poco pedante, pero es mi hipótesis y así el nombre cuadra perfecto, así que por favor, aceptemos “barco” como animal acuático) al Éxito (entendiendo como tal el crecer como escritora en mi caso), pasa por el aprendizaje.



Si, si, si, eso si...


Así que a partir de ahora, iré compartiendo aquí el viaje que acabo de comenzar. Compartiré con todos vosotros varios métodos de escritura (casi) infalibles, los escollos ( al final os va a encantar la palabreja, ja ja) que voy encontrando por el camino, los primeros pasos que (dicen) hay que seguir, algunos disparadores creativos, y también (estoy que lo doy todo) una micro iniciativa que espero que os guste. 



Y no, no penséis que “qué simpática es esta chica”, “qué generosa” (bueno, si pensadlo ¡qué demonios!) porque, no os voy a engañar, todo esto es un “regalo Simpson” (ese que haces con segundas intenciones porque terminas disfrutándolo tú), porque de esta forma, además de tener presente cada paso que voy dando, espero enriquecerme (morro que tengo) con vuestros aportes y comentarios. 

¿Qué os parece?¿Me acompañáis en la aventura? Espero que sí.