Sin saber por qué, le di un puñetazo a tu retrato. Quizás porque me sentía solo, o tal vez echaba de menos la rutina, quien sabe. Lo cierto es que aquella tarde abatí tu fotografía de un golpe seco y esperé en vano tu réplica al otro lado del cristal. «Los amores reñidos son los más queridos, Maruja», repetí una vez más mientras recogía del suelo las aristas vivas de nuestro destino muerto… No obtuve respuesta alguna. Será que en el Más Allá tampoco os gusta el refranero popular.
Tomé la semana pasada de descanso, así que os traigo el último despojito que escribí para REC.
Interesante relato sobre la violencia de género. Es curioso lo del refranero, que no deja de ser la cultura popular, y nos metieron en la cabeza que las mujeres estaban para ser las esclavas.
ResponderEliminarHay piedras que es difícil sacar del morral, Ximens. Muchas gracias por pasar y comentar. Es todo un placer tenerte en mi casa.
EliminarAbrazos
Buen relato, que hasta siendo cruento, está contada de un modo hermoso una tragedia.
ResponderEliminarGracias Loren. No creas, me costó imaginar una escena que no fuera demasiado obvia para la frasecita de marras...
EliminarBesicos.
Un enfoque original y muy visual del tema. Muy bueno, Izaskun.
ResponderEliminarGracias Concha, eres tan generosa...
EliminarBesicos.