Ignatius es un hombre muy particular; colérico, comilón, vago, dormilón, egoista y alejado de la realidad. Adicto a las sesiones cinematográficas de la sala P, viste de modo estrafalario (siempre lleva un gorro verde con orejeras), por lo que es difícil que su enorme corpachón pase desapercibido. Onanista y con una sensible válvula estomacal, reniega de la clase media aburguesada (les llama “subnormales enamorados de la televisión, de los coches nuevos y de los alimentos congelados”) y defiende una sociedad amparada en los valores tradicionales y basada en la “teología y la geometría”. Vive con Irene, su anciana madre aquejada de arturitis, en Nueva Orleans sin más oficio que levantarse de su camastro para pasar el día en sus ensoñaciones y curiosamente, pese a sus firmes convicciones asentadas en la lógica, cree en la Rueda de la Fortuna. Lo que se dice una joya, vamos.
John Kennedy Toole (Nueva Orleans, 1937-Biloxi 1969), novelista estadounidense, se graduó en Tulane y realizó posteriormente un graduado superior en lengua inglesia trabajando durante un año en la UL Lafayette. Tras esta etapa, trabajó como profesor en Nueva York e intentó doctorarse pero su deseo se truncó ya que tuvo que acudir al ejército, donde sirvió durante dos años.Cuando volvió a Nueva Orleans vivió una época algo disoluta hasta que trabajó en una fábrica textil (hechos que le sirvieron para configurar su obra).
Escribió su novela y trató de que se la publicaran, aunque no lo consiguió. Deprimido por esta causa, decidió suicidarse con tan sólo treinta y dos años. Una vez desaparecido, y gracias a su madre, la novela vio la luz e incluso llegó a ganar el Premio Pulitzer.
Un personaje tan lleno de matices es la excusa perfecta para que Toole nos introduzca de pleno en el ambiente de Nueva Orleans y nos presente una obra en la que con un ritmo bastante fluído, se generan varias subtramas interesantes que giran alrededor de la figura de Ignatius.
El autor nos deleita además con un desfile de personajes extraordinarios, cada uno de ellos con su propia voz ya que el Toole, manejando el lenguaje a su antojo, refleja a la perfección la dicción de Jones (un sencillo hombre de color), las peculiaridades del habla de Irene, la pseudo-demencia de la señorita Trixie, etc.
Así, durante catorce capítulos, disfrutaremos de todos ellos y de las peripecias de Ignatius, quien tras una hilarante presentación (en la que gracias a los ardides de Irene sale indemne de una posible detención), se ve obligado a trabajar para poder pagar los destrozos que ha causado su madre al chocar contra un edificio cuando iba al volante de su antiguo coche algo achispada.
Asi pues, de manera obligatoria, Ignatius ingresará en el mercado laboral dentro de las oficinas de una fábrica textil — “Levy Pants”—, donde inevitablemente, hará de las suyas y se proclamará fundador de las “Cruzadas por la dignidad Mora”, hecho que le supone el despido de la empresa, aunque no se irá sin rematar su paso por la fábrica con un “detallito” que pondrá la vida de la empresa en un precario equilibrio.
Presionado por su madre, volverá a buscar trabajo, esta vez de vendedor. Pero aquí el autor riza el rizo, y nos presenta una caricatura aún más llamativa. Ignatius se convierte casi en un esperpento, porque si ya el personaje se presenta de por sí estrafalario, imaginadlo llevando un carro de perritos calientes disfrazado de pirata. Surrealista total por mucho que la acción se desarrolle en Nueva Orleans. Tampoco en esta ocasión tendrá demasiada suerte, aunque su paso por esta empresa le permitirá contactar con algunos personajes que, a pesar de su diametral diferencia ideológica, aumentarán sus intenciones de cambiar el mundo desde la política constituyendo el “Partido de la Paz”.
Como es natural, nada ocurre según lo ha imaginado, pero el entramado que gira a su alrededor va poco a poco cerrando la historia en torno a este curioso personaje, llevándonos a un desenlace que demuestra la maestría del escritor, quien muestra un final que satisface tanto a los personajes que habitan las páginas de la novela como al lector.
En este próximo 2014 parece que las intenciones de llevar esta novela al cine se han hecho realidad, y veremos a Zach Galifianakis en la piel de Ignatius bajo la supervisión de James Bobins. ¿Quién se apunta a verla?
Feliz día.
Este libro ya tenía intención de leerlo en 2013. No ha podido ser. De 2014 no pasa....
ResponderEliminarBesos y... ¡¡Feliz, dulce y cálida Navidad!!
A mi tambien me han quedado varios libros pendientes, es inevitable ;).
EliminarFeliz Navidad y un gran beso también para tí, guapa.
Lo tengo en la estanteria y espero que 2014 sea el año en que lo disfrute
ResponderEliminarImagino que con lo de la adaptación al cine este año oiremos hablar mucho de este libro. Espero que te guste.
EliminarUn abrazo y Feliz Navidad
No sabía que había intenciones de pasar este libro al cine, así que es una buena excusa para adelantar su lectura! Felices Fiestas, 1beso!
ResponderEliminarVeremos qué tal es la adaptación... Espero que te animes a leerlo y ójala te guste.
EliminarUn gran beso, Feliz Navidad Tizire y Felices Fiestas