La asesina ilustrada de Enrique Vila-Matas

miércoles, 26 de febrero de 2014



La asesina ilustrada, en la medida que algún secreto, alguna deuda y más de una muerte merodean por entre sus páginas, es ejemplo todavía del antiguo género, pero también muestra actual de la remodelación, a fondo, de todas las categorías discursivas de tal especie de novelas, y de la novela en general.
Practicando, por un lado, el truco antiguo de los enigmas y entuertos desvelados al fin por ilustrada mano, es también, por uno de sus otros lados, desmonte cuidadoso, analizable si no analítico, del lugar del narrador, los personajes, la escritura, la lectura y la muerte en el espacio del texto.
Texto tramado por historias literarias, novela cuyo personaje principal es este significado puro llamado escritura, La asesina ilustrada vale como metáfora inteligente de la paradoja más policíaca de nuestra propia y común cotidianeidad : la curiosa capacidad que tenemos de hablar y ser, por ello, ritualmente asesinados por alguna mano, más o menos oculta. En este sentido, el autor parece haber dado con una forma muy llevadera, y hasta productiva, de suicidio según los consejos que recibió de Marguerite Duras (a quien alquiló el piso en París y pidió consejo mientras escribió esta obra) : realizar la muerte en el espacio simbólico de la escritura.


Había leído algunas reseñas de las obras de Enrique Vila-Matas por la blogosfera y me dio la sensación de que no era un autor sencillo, que su narrativa podía resultar algo árida para quien no estuviera acostumbrado a leerlo, y por eso elegí una de sus primeras novelas (la segunda en concreto, que además es bastante breve), suponiendo que de esta manera me acercaría con más facilidad a un autor que quería conocer.
No os diré que ha sido una lectura difícil ni larga, como podéis imaginar, pero sí os diré que este es un escritor con su propio mundo narrativo, que teje y plasma a su gusto y conveniencia en la novela. Y que he necesitado darle una segunda vuelta a la obra para poder entenderla (hay fragmentos en los que me he perdido) y valorarla bien.

Y es que “La asesina ilustrada”, pese a ser una novela que en principio debería ser de fácil lectura y de duración breve, pide un poquito más de atención ya que los recursos que utiliza el autor necesitan de cierta reflexión para poder situarlos en su justo lugar.



Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948). Escritor de novelas, ensayos y cuentos, este antiguo estudiante de derecho y periodismo participó además como director en dos cortometrajes y como actor en siete películas. Desde 1971 con “Mujer en el espejo contemplando el paisaje” ha publicado varias novelas, ensayos y relatos pero ha sido con “Historia abreviada de la literatura portátil” con la que ha conquistado al público internacional y la crítica. Sus prosa está plagada de ingredientes humorísticos/irónicos, de adjetivación profusa y reflexiones acerca de la literatura. Además concede gran importancia a lo onírico y simbólico, caracterizando de esta manera sus obras de forma muy particular. Amigo de Bolaño, Pitol, Villoro y Piglia ha sido galardonado con la Legión de Honor (2008) y la Orden de las Artes y las Letras (2013) en Francia.

Desde una prosa sencilla y una estructura determinada —la novela se organiza en un prólogo, una carta, las notas de uno de los personajes y finalmente el suplemento— el argumento discurre entre pasajes descriptivos algo lentos y otros más ágiles en los que los diálogos son el principal elemento. Sin embargo, pese a su brevedad, como nos advierte el prólogo, la sensación de la lectura es un tanto “barroca” debido a un estilo algo sobrecargado de adjetivos en los fragmentos descriptivos. También la aparición de personajes mitológicos (Ariadna), la simbología, algún tinte irónico (cuando Herrera le prepara un boceto de prólogo en papel higiénico) y el ambiente pesimista de la inevitabilidad de la muerte nos recuerdan en cierta manera los modos barrocos.

Vila-Matas se acerca aquí a dos géneros literarios que son la novela negra y el género gótico (sobrenatural), pero eso sí, desde su genuíno punto de vista. La figura del detective de las novelas policiacas lo tendrá en esta obra Ana Cañil, una de las protagonistas, quien a pesar de tener el papel de la prologuista de la obra de Juan Herrera, tomará la iniciativa investigadora acerca de las muertes.
En cuanto a la ambientación gótica, es curioso que el autor haya elegido darnos pistas, elementos a lo largo de la novela, en lugar de recrear la atmósfera de modo descriptivo como es lo habitual. Así, nos introduce en un mundo onírico plagado de simbología: la habitación 666, el tapiz misterioso, el empapelado de la pared (que actúa como una especie de muñeca rusa), y además hace referencia a un autor clave en este género: Hoffmann y su relato “El violín de Cremona”.

Los personajes principales, que para mi han quedado en segundo plano por la trama de la novela son cuatro: dos hombres y dos mujeres. El autor nos presenta en primer lugar a Vidal Escabia; un escritor tramposo cuyos engaños serán descubiertos, y cuya figura se forma como el contrapunto a Juan Herrera (escritor bastante organizado, rayando lo maniático, aprensivo y algo obsesionado con la idea de su propia muerte).
Junto a estos, surgen las figuras de dos mujeres. Ana Cañizal, a quien encargan escribir el prólogo del libro de memorias de Herrera, y Elena Villena, la esposa de Juan y a su vez escritora y autora del libro “El dulce clima de lesbos”, de donde procede el relato “La asesina ilustrada”.

Sin embargo, en un momento de la narración, Vila-Matas nos presenta un personaje más, alguien en la oscuridad, que se describe a sí mismo al verse en el espejo: “dos alas, grandes y abiertas, me tapaban casi enteramente y me convertían en una nube”. Consigue con estas pinceladas producir mayor sensación de peligro porque nos induce a pensar que quien nos habla es el ángel de la muerte.

Como veis, es una novela disfrazada de sencillez, y que esconde bastantes puntos para desgranar. Su lectura me ha dejado un poco desorientada, por no saber muy bien a qué atenerme, pero sería injusta si os dijera que no la he disfrutado.

¿Y vosotr@s, habéis leído esta novela, qué sensación os causó? ¿Conocíais al autor?

Reto personal: neverending

6 comentarios :

  1. No he leído nada de él precisamente porque las reseñas sobre su obra suelen ser un poco "oscuras" y nunca he llegado a saber si realmente podría ser mi estilo de lectura o no. Una vez más con tu reseña me queda claro que no es un escritor fácil y que hay que planteárselo con calma antes de decidirse a leerlo. Lo tendré en cuenta.
    Un saludo.

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    1. Hola Mariuca!
      Esta ha sido una de esas "elecciones equivocadas", que pensé iba a ser de lectura fácil-fácil, pero que ha resultado tener su miga =). De todos modos, me ha gustado así que te animo a leerlo.
      Besos

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  2. De Vila-Matas leí hace tiempo un libro de relatos: "Suicidios ejemplares", que lo tengo en casa y el otro día recordé con un meneo de libros en la estantería, ya sabes. Lo miré y pensé: me gustaría volver a leerlo. No recuerdo que esa lectura me pareciera difícil o compleja, tal vez el momento en que lo leí estaba yo muy lúcida, no sé cómo me llegaría la lectura ahora. Pero es verdad que es un autor con esa "fama" de "no fácil", que estoy seguro que espanta a más de un lector, pero que también es un imán para otros (y a las pruebas me remito, jaja)
    Gracias por la reseña. Besos.

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    1. Jajaja. Te entiendo perfectamente. A mí no hay como decirme que no se puede hacer algo para que vaya como loca a dejarme la vida en el intento ;).
      Quizás esperaba que la lectura fuera más sencilla, pero tampoco ha sido demasiado árida. Sencillamente es un autor con un mundo propio muy característico y rotundo.
      Besotes

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  3. De este autor leí "París no se acaba nunca" y es una lectura que me cansó, más que por densa por repetitiva y por los altos humos que calza el autor. Por el momento tengo mis dudas en leer otro libro suyo.
    Besos

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    1. Yo también lo pensare aunque creo que mus sensaciones han sido algo mas positivas que las tuyas ;)

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