"En ausencia de Blanca" de Antonio Muñoz Molina

martes, 8 de febrero de 2011


Quise empezar a leer algo de Antonio Muñoz Molina debido a las reseñas tan estupendas que ha hecho Teresa de sus obras.
En la biblioteca, y ya con “El jinete polaco” en la mano, revisé otros libros suyos. Y lo vi. Allí estaba “Ardor Guerrero”. Al instante llegó a mi mente de manera fulminante una oleada de imágenes: el instituto, el talón del concurso de literatura, mi profesor y guía de lectura, la librería recién inaugurada y su olor a papel nuevo, sus mesas pulcramente ordenadas, y mi mano sosteniendo “Ardor Guerrero”.
Yo tenía dieciocho años, y, lo confieso, enterré este libro en mi memoria. Se me atragantó. Lo recuerdo como una obra densa, tediosa y con una temática que era muy lejana para mí.
Así que, mientras devolvía a la estantería “El jinete polaco”, y me iba auto-convenciendo para volver a leer “Ardor Guerrero”, pensé que era una buena idea acercarme al autor pasito a paso. Elegí “En ausencia de Blanca”.
Es la historia de un matrimonio fundado en un amor dependiente. Mario, un funcionario de treinta y tantos, de origen humilde, austero, sencillo, y Blanca, su contrapunto. Ella ha tenido una infancia acomodada y una vida díscola y atolondrada, incluso autodestructiva, según nos va desgranando su marido en sucesivas retrospectivas.
Mario venera a su mujer, y la coloca siempre uno o dos escalones por encima de él. Pero ha empezado a descubrir detalles sutiles, que le dan pie a pensar que Blanca, su Blanca, ha sido suplantada por la mujer con la que ahora comparte su vida.
Es un librito corto, que se lee casi del tirón. Destaca su estupenda prosa, y el tratamiento minucioso de los personajes. En especial de Mario, del que sabemos casi todo (su origen, sus inquietudes, su relación con sus compañeros de trabajo, y sus inseguridades y sospechas), y con quien creo que el autor comparte algo más que su procedencia, Jaén.
Sin embargo, a Blanca la conocemos poco a poco. Físicamente primero, y en su pasado después, pero la deja en una especie de limbo emocional inaccesible. Me hubiera gustado saber más de ella. ¿Por qué su ausencia se alarga sólo ese lapso de tiempo? ¿Qué siente por Mario?
El final es abierto, casi a gusto del lector, que decidirá qué le ha sucedido a Mario. Si se ha resignado, si está desequilibrado…
Creo que si en lugar de aquel “Ardor Guerrero” hubiera leído este libro, seguro que hubiera querido repetir con este autor. Para la próxima vez, “El jinete polaco”. Prometido.

3 comentarios :

  1. Yo he leído varios de Muñoz Molina (este no) y me han gustado todos.
    Carlota Fainberg es cortito y también está bien como acercamiento. Pero Plenilunio o La noche de los tiempos son obras maestras: te encantarán!!
    Yo disfruto muchísimo leyendo sus libros, es que escribe tan bien que hasta me da pena que se terminen!

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  2. PUes a mí si me gustó Ardor Guerrero, claro que llegué a él después de otros libros suyos.
    Es uno de mis autores preferidos y cuando pude oirle en persona -en Getafe Negro-me enamoró aún más su sencillez y naturalidad.

    P.D: una pena que mi recomendación de la librería llegara tarde. Cuando vuelvas a Madrid, pasa por allí; es una gozada.

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  3. Isi: espero poder leer de nuevo a AMM, y apunto tus sugerencias. Mil gracias
    Lammermor:es que el binomio 18años y temática militar, no lo llevé muy bien. Pero ya estoy en proceso de subsanarlo...Para el próximo viaje, sin falta, visitaré la libreria.
    Besos

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