5.Un libro para el otoño.
Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras
aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música
le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los
sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la
inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la
adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta
que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin
embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro
de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta.
Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el
desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte.
La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece
capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la
necesidad de encontrar un lugar en el mundo.
El otoño en cambio me
parece la estación perfecta para libros un poquito más densos. Parece que es un
tiempo más de reflexión, de quietud y se imponen entonces lecturas en las que
hay que detenerse un poco más. Para mí es el tiempo perfecto para bucear en los
personajes; en su calado psicológico, la evolución durante la trama, sus
relaciones con otros personajes... Y también para historias que den que pensar,
en algún sentido o bien que sean lecturas que cuesten un poquito. Pensé que
“Tokio Blues” sería de estas últimas por el característico aroma onírico que
encontré en la primera obra que leí de Murakami. Sin embargo, me sorprendió
dejándome al terminar con una sensación de tristeza de la que no me pude
despegar fácilmente gracias a sus personajes. Os lo conté aquí.
¿A vosotr@s, qué os sugiere el otoño? ¡Espero vuestros comentarios!
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