Uno de los momentos más delicados para el bebé (y para los papás) es la hora de dormir. ¿Por qué? Porque nadie te prepara para lo que llega en el primer mes y medio o dos meses de vida del pequeñín.
A saber:
- El patrón de sueño del bebé te va a destrozar. Sólo duerme seguido de una a dos horas.
- Por mucho sueño que tenga el bebé, a veces no es capaz de dormir.
- Si no consigue dormir, va a llorar hasta el infinito y más allá.
- No hay remedios infalibles para que duerma bien.
- Ármate de kilos de paciencia porque sueño vas a tener, seguro.
Recuerdo que las primeras semanas del nene fueron un sinvivir. Tenía tanto sueño que me daba miedo (de manera casi obsesiva) no ser capaz de oír al bebé por estar profundamente dormida. Además, yo si no duermo ocho horas, no soy persona. Así que la situación estaba bastante lejos de estar controlada. Por si esto fuera poco, el peque comenzó a tener cólicos y a llorar a partir de las siete de la tarde sin una hora fija de finalización.
Con este panorama, pregunté al tío Google, a mis familiares y amigos, y también leí un poquito acerca del tema. ¿Qué saqué en conclusión?
- Que hay unas gotitas homeopáticas que ayudan a pasar los cólicos (pero que conste que no son milagrosas, eh?).
- Que la gente tiene muy mala leche porque en vez de compadecerse de ti, alma en pena, se sonríen con autosuficiencia y te dan la bienvenida al club de los ojerosos felicitándose a sí mismos aliviados por haber pasado esa etapa hace ya mucho, mucho tiempo.
- Que no hay llanto que dure para siempre. (o lo que mi abuela decía: paciencia piojos que la noche es larga. Esa sabiduría popular, que no decaiga)
- Que nuestro pequeño ha salido en esto del dormir a su madre. Tengo una resistencia al sueño brutal. Una pena que no se parezca en esto a la familia de papá, porque son capaces de dormirse casi de pie a una profundidad de mil metros en medio nanosegundo (que lo he visto yo con estos ojitos, palabra. Si no lo terminan de hacer es porque no tienen de base un pie como el de Ian Thorpe).
- Que vas a hacer todo lo humanamente posible, sea vergonzoso o no para que tu vástago duerma.
Y también descubrimos una sola cosa, pero realmente importante. Nuestro bebé nació con sensor de movimiento integrado.
La única forma de hacer que concilie el sueño era y es mediante el movimiento. Eso sí, en esto no ha salido sibarita. Le da igual que sea en brazos, en la cuna, en el cuco…Pero que se mueva.
Conclusión tipo “si p entonces q”:
Conmigo se duerme en brazos; luego voy a tener unos bíceps im-pre-sio-nan-tes.
Tiembla, Madonna.
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