Tenía ganas de acercarme a esta obra que he conocido gracias a la recomendación de T., pero, a su vez, su calificación de relato “duro y demoledor” me refrenaba un poco. Creo que tan importante es una buena elección del libro como del momento para su lectura; por eso he esperado un poquito, para prepararme al enfrentamiento de una historia que probablemente me iba a remover por dentro. Y así ha sido. Dueño de un marcado existencialismo, este libro nos expone sin aderezos a los temas que psicológicamente son más aterradores para el individuo: la soledad, la muerte, el paso del tiempo, la cordura, la vejez...
Sinopsis
La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla» de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.
Desde la voz del protagonista (de quien no conoceremos ni su edad ni su nombre hasta prácticamente el final de la novela), el autor nos hace testigos de los estragos que el tiempo deja de manera paralela tanto en Ainelle (el pueblo del Pirineo Aragonés en el que tan sólo queda un habitante), como en Andrés. Este personaje es psicológicamente exquisito: fuerte, testarudo, tenaz, pero ante todo tremendamente humano a pesar de estar creado de papel y tinta.
Parece que la narración, por los datos que aporta el escritor, puede estar emplazada en los años setenta u ochenta, aunque perfectamente podría relatar un acontecimiento actual, ya que hay miles de pequeñas localidades que van perdiendo sus habitantes. Son muchos los pueblos y aldeas que van desapareciendo y en los que como último vestigio de un pasado poblado y mejor sólo queda la memoria de los muros de las casas derruídas y ya vencidas por el avance inexorable de los años.
El autor
Nacido en Vegamián, en 1955 estudió Derecho, aunque cambió pronto la abogacía por la literatura. Su obra refleja una gran sensibilidad hacia la naturaleza.
Ha sido premiado en varias ocasiones: en 1985 por Luna de lobos y en 1988 por La Lluvia Amarilla.
Poeta, ensayista, y novelista ha tocado también los géneros de viajes, la crónica de prensa y el guión, siendo su último trabajo en este ámbito el guión de Flores de otro mundo (de Iciar Bollain).
El autor, con un estilo propio y una prosa personal, poética, llena de musicalidad, pero a la vez sencilla y plagada de simbologías y metáforas que ya nos anuncia desde el evocador título (la lluvia amarilla hace referencia a la caída de las hojas en cada otoño, al paso del tiempo), nos muestra a través de la soledad de este último habitante de Ainelle los vertiginosos vericuetos de la mente humana mientras nos traslada del pasado de los recuerdos de Andrés al presente con naturalidad y fluidez.
En sus páginas, de un léxico profundo y fundado, asistimos a una historia personal en la que la memoria da paso al recuerdo, la nostalgia y finalmente a la aceptación resignada de la muerte. Se trata de un relato sereno, que sobrepasa por su realismo áspero y te llena de inquietud y desasosiego pero que a su vez disfrutas por el lenguaje delicioso y que ha sido perfecta y cuidadosamente utilizado.
No puedo evitar crear cierto paralelismo con otro grande: Federico Garcia Lorca. Donde éste concreta el color verde con todo su significado, Llamazares pinta el amarillo; y donde Federico nos muestra la luna, Julio expone la nieve. Para ambos tanto los colores como la naturaleza son precursores de la muerte, de la desdicha y de tristeza. Y ambos demuestran un extremado dominio del lenguaje y de su vertiente más plástica.
"A veces, uno cree que todo lo ha olvidado, que el óxido y el polvo de los años han destruido ya completamente lo que, a su voracidad, un día confiamos. Pero basta un sonido, un olor, un tacto repentino e inesperado, para que, de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo y la rabia de un relámpago."
¿Qué más puedo decir? Absolutamente recomendable.
Fuentes:
http://www.alfaguara.com/es/autor/julio-llamazares/
Creo que lei un libro de este autor hace muchos años pero no me gustó demasiado y no he vuelto a repetir, no sé si me animaría con este
ResponderEliminarbesos
Solo he leído esta novela, así que no puedo juzgar si el estilo es parecido en todas sus obras. Sí te puedo decir que es un libro al que hay que acercarse un poquitín preparada para lo que es porque aunque tiene un lenguaje precioso, la temática es bastante dura.
EliminarNo he leído nada de este autor. Este libro parece lleno de nostalgia y melancolía, así que me lo anoto para momentos de más luz...
ResponderEliminarBesos,
Carmen, como siempre tienes muy buen juicio. Cada lectura tiene su momento, así que espero que encuentres el de este libro porque creo que merece la pena.
EliminarBesos