El detective Philippe
Marlowe ha recibido un encargo por parte del anciano general Sternwood para
aclarar las circunstancias por las que ha recibido un extraño chantaje. Es
curioso que el chantajista proporcione su nombre, Geiger, que no se oculte, y
es aún más chocante cuando el asunto acerca del que se pretende chantajear sea
la propia familia del general. En concreto, su hija pequeña, Carmen.
Cuando Marlowe comienza a
investigar, descubrirá que el chantaje es tan sólo la punta del iceberg en el
que las hijas del general están implicadas de una u otra forma: los oscuros
negocios de Hollywood irán apareciendo entre las páginas de la novela, dando a
conocer los oscuros intereses de la gente adinerada. Una desaparición,
intereses económicos no demasiado claros, una red de libros obscenos, varios
crímenes y una agotadora insistencia femenina harán que Marlowe nos demuestre
tanto su astucia para resolver el caso como su ingeniosa oratoria.
Raymond Chandler (1888-1959) Escritor estadounidense de novela negra, se formó en Inglaterra, en el mismo lugar en que estudiaron P.G. Wodehouse y C.S. Forester. En su juventud tabajó como reportero, y participó como soldado en la Primera Guerra Mundial, tras la cual regresó a California para desarrollar su futuro laboral como empleado de banca. Sin embargo en 1933 decidió dedicarse a tiempo completo a la literatura comenzando su carrera escribiendo pulps. Es conocido su interés por imitar a Hammet, aunque su estilo es totalmente diferente; Chandler es irónico y maneja los diálogos de manera totalmente ingeniosa. Es el creador del personaje Philippe Marlowe, cuya primera aparición fue en la novela El sueño eterno (1939),
Ya lo decía Confucio, "Cometer un error y no corregirlo es otro error.", así que me he apresurado a poner remedio a mi ignorancia acerca de las obras de Raymond Chandler. En realidad no es el único de los autores clásicos de novela negra a los que por unas u otras causas todavía no me he acercado, pero sí que es uno de los que más recomendaciones he recibido. Por eso, y porque me gusta la novela negra más que comer con las manos, acabo de leer “ El sueño eterno”, donde Raymond Chandler nos da a conocer a Philippe Marlowe, el ácido detective.
Hay algo que a lo largo de toda la lectura me ha llamado la atención, y es que el autor por una parte da por hecho que el lector sabe o intuye hechos, por lo que hay que estar atento a la lectura, ya que en ocasiones únicamente pincela algunos sucesos que son importantes para la trama. Por otra parte también es llamativo que no deja un solo personaje o lugar sin su descripción precisa.
Otra de las características de su estilo que también me ha sorprendido es la cantidad de símiles que usa. Casi es imposible leer una página sin que nos asalten varias comparaciones que, a veces son simples y otras no tanto ya que hay que intentar entenderlas en el ámbito en el que se escribió la novela (1939).
He disfrutado con cada página de esta pequeña novela, por su aroma a “clásico”, donde no es necesario un crimen sangriento, ni grandes artificios. Su gracia está en los personajes cliché, los años cuarenta en Estados Unidos, las motivaciones algo simples (en comparación con los retorcidos argumentos actuales) de los protagonistas, etc. Pero ante todo, he disfrutado y me he recreado en el detective Marlowe. Me ha cautivado su cinismo, su “mala vida”, y a pesar de todo, su conciencia. La coherencia y fidelidad a sus propia moral e ideas, sus ácidos diálogos y su moral, gracias a la que denuncia los delitos de los más poderosos. Un personaje que es una auténtica delicia.
Una vez leída la novela, con el poso de la agradable lectura he ido refitoleando por la red, y he constatado que efectivamente, he vivido en una realidad paralela, en una cueva o algo así porque tampoco sabía que la novela se había llevado al cine allá por 1946 con Humphrey Bogart en la piel del detective.
Seguro que a estas alturas no hay nadie que no lo conozca, pero por si acaso os dejo un trocito de “El sueño eterno” donde el mismo Marlowe se presenta, para que podáis juzgar vosotr@s mism@s:
"Tengo 33 años, fui a la universidad una temporada y todavía sé hablar inglés si alguien me lo pide, cosa que no sucede con mucha frecuencia en mi oficio. Trabajé en una ocasión como investigador para el señor Wilde, el fiscal del Distrito. Su investigador jefe, un individuo llamado Bernie Ohls, me llamó y me dijo que quería usted verme. Sigo soltero porque no me gustan las mujeres de los policías"
Con esta presentación, el asunto promete ¿no os parece?
No he leído a Chandler... Tengo que corregir ese error! 1beso!
ResponderEliminarTe animo a leerlo, seguro que te gustará.
EliminarBesotes
Lo leí hace mucho tiempo en una serie de novela negra creo que de la editorial Bruguera que todavía andan por casa de mi madre... Pues oye, qué bueno que has salido de la cueva ;)
ResponderEliminarBesos!
Ja ja ja...¿Sólo me pasa a mi lo de la cueva? Ay señor, es que no me dan las horas;-))
EliminarUn gran beso.
Tengo pendiente al autor desde hace una barbaridad!!
ResponderEliminarBesotes