Nicolás, un niño de ocho años, viaja con su
padre con la intención de reunirse con su compañeros de clase y disfrutar de
una bucólica semana en la nieve. Así empieza esta historia que relata, con
estremecedora precisión, los temores y dudas de la infancia.
El paisaje nevado,
el frío, la relación del niño con su nuevo amigo, el temible Hodkann, y con el
joven Patrick, su monitor de esquí, constituyen un gran cambio para Nicolás,
sobre todo cuando les llega la noticia de que un niño ha sido asesinado en un pueblo
vecino.
Hace unos días, animada por la reseña de Ana, me acerqué a la biblioteca en busca de El bigote de Carrère, pero no estaba disponible. En su lugar, me ofrecieron este “Una semana en la nieve”, y lo acepté encantada. Casi tanto como me he quedado tras su lectura.
Emmanuel Carrère (París, 1957) es escritor, guionista y realizador francés. También ha ejercido el periodismo como crítico de cine y ha conseguido llevar a la pantalla tanto obras propias como ajenas. Ha sabido ganarse el aplauso de crítica y público gracias a su narrativa sencilla y a sus obras en las que acerca y hace sugerentes personajes e historias que a priori, pasarían desapercibidas. La crítica más afilada se centra en considerarlo un escritor burgués, aunque eso no ha sido óbice para que sus obras gocen de prestigio y un éxito muy saludable.
Se trata de una novelita breve, pero no os engañéis, porque por ello no es menos intensa. Más bien al contrario, puesto que condensa en sus ciento setenta páginas una historia que parte de un suceso corriente y sencillo para desembocar en un acontecimiento dramático engrandecido por el hecho de que quien nos lo cuenta es Nicola, un niño de apenas ocho años.
La trama discurre en un escenario que podemos calificar como cercano, ya que quien más o quien menos ha disfrutado de unos días de campamento cuando éramos niños. A mí al menos me ha resultado fácil trasladarme a la época de “las colonias” (como lo llamábamos aquí), y descubrir que a pesar de ser países diferentes, hay pilares comunes en ambos lugares (me ha encantado recordar los dormitorios y aquellos mini armarios cuadrados en los que podíamos escondernos con un poco de esfuerzo flexionando bien las piernas).
En realidad debo reconocer que al comienzo me costó un poco empatizar con Nicola porque pensaba que sus elucubraciones no se correspondían con un muchacho de su edad. Sin embargo, conforme avanzan las páginas, esta primera sensación ha cambiado. El autor nos descubre aquí un niño algo obsesivo y fantasioso con una necesidad imperiosa de pertenencia al grupo. Tanto es así que recrea mentalmente situaciones extremas para verse reflejado tal como quisiera que le vieran sus compañeros.
En cuanto al resto de personajes que nos describe Carrère, debo decir que me han parecido deliciosamente adecuados porque el autor, haciendo gala de su exquisita perspectiva, muestra de ellos solo lo que es preciso—algo absolutamente necesario en un libro de esta extensión—. Sabe qué enseñar y cuándo hacerlo, guardándose para el final el esperado último giro y consiguiendo mantenernos expectantes durante todo el libro.
Una novela entretenida, de estilo sencillo y efectivo, bien escrita, y repleta de detalles que hacen reflexionar acerca del rumbo poco deseable que lleva nuestra sociedad.
La trama discurre en un escenario que podemos calificar como cercano, ya que quien más o quien menos ha disfrutado de unos días de campamento cuando éramos niños. A mí al menos me ha resultado fácil trasladarme a la época de “las colonias” (como lo llamábamos aquí), y descubrir que a pesar de ser países diferentes, hay pilares comunes en ambos lugares (me ha encantado recordar los dormitorios y aquellos mini armarios cuadrados en los que podíamos escondernos con un poco de esfuerzo flexionando bien las piernas).
En realidad debo reconocer que al comienzo me costó un poco empatizar con Nicola porque pensaba que sus elucubraciones no se correspondían con un muchacho de su edad. Sin embargo, conforme avanzan las páginas, esta primera sensación ha cambiado. El autor nos descubre aquí un niño algo obsesivo y fantasioso con una necesidad imperiosa de pertenencia al grupo. Tanto es así que recrea mentalmente situaciones extremas para verse reflejado tal como quisiera que le vieran sus compañeros.
En cuanto al resto de personajes que nos describe Carrère, debo decir que me han parecido deliciosamente adecuados porque el autor, haciendo gala de su exquisita perspectiva, muestra de ellos solo lo que es preciso—algo absolutamente necesario en un libro de esta extensión—. Sabe qué enseñar y cuándo hacerlo, guardándose para el final el esperado último giro y consiguiendo mantenernos expectantes durante todo el libro.
Una novela entretenida, de estilo sencillo y efectivo, bien escrita, y repleta de detalles que hacen reflexionar acerca del rumbo poco deseable que lleva nuestra sociedad.
Yo, ya me he apuntado "El adversario", para conocer a Carrère en otra faceta diferente. ¿Y tú, lo conoces ya? ¿Qué te parece?
Feliz día
No lo conocía y aunque no sea a corto plazo, no me importaría darle una oportunidad
ResponderEliminarBesos
Es muy cortito, y de ficción, género del que ahora el autor ha decidido apartarse. Yo ya estoy deseando leer alguno más de este escritor y me intriga también su "vertiente" de no ficción.
EliminarBesotes
Hola, bonita.
ResponderEliminarPues lo voy a leer. Me gustan mucho las voces narrativas de los niños.
Muak.
Esa mirada mágica que tienen es irresistible. Su modo de ver la vida es algo que no debiéramos perder cuando crecemos, pero que tristemente olvidamos. Por eso me gustan estos libros, por su candidez y las sorpresas que nos depara la lógica infantil. Te recomiendo también "Mi planta de naranja lima". Es uno de los últimos libros con los que he llorado "a moco tendido", pero es tierno como solo lo son los niños.
EliminarBesicos
Pues me lo llevo apuntado =)
ResponderEliminarPinta bien y no lo conocía...
Besotes
A mí me ha gustado tanto que ya he ido a la biblioteca y tengo entre mis manos "El Bigote" ;). Espero terminarlo prontito y os cuento...
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Pues no, no lo conocía y, como cada vez me gusta más la narrativa francesa actual, pues me lo llevo bien anotafo.
ResponderEliminarBesines,
Yo creo que lo disfrutarás muchísimo Carmen.
EliminarBesicos mil
No lo conocía, no he leído nada del autor aunque me apunté El bigote de la misma fuente. Veo que no tiene desperdicio así que le seguiré la pista que nos vais dejando.
ResponderEliminarBesotes!!!
Jajaja es que la fuente da un agua fresquita y la mar de enriquecedora ¿verdad? Espero que te animes a leer esta novelita y que disfrutes de la narrativa del autor.
EliminarBesicos y Besicos
Espero que me guste
ResponderEliminarMiedo me da, que eres lector avezado...Ya dirás, guapetón.
EliminarBesicos