Tras
la muerte /asesinato de Ned Stark, las cosas no parecen tan tranquilas como
imaginaron los Lannister, ya que Robb se ha autoproclamado Rey del Norte y
apoyado por sus banderizos está luchando contra Joffrey y, sorprendentemente
ganando terreno en contra de la casa del león..Robb intenta concertar alianzas
pero poco podía prever el primogénito de los Stark, que los Greyjoy no
aceptarían su ofrecimiento sino que apoderarían de Invernalia con Bran y Rickon
dentro de la fortaleza..
Arya
entretanto, continúa la larga marcha junto a sus compañeros disfrazada de muchacho
dirigiéndose hacia el Muro, pero por el camino son asaltados y apresados
brutalmente, aunque ella ayuda a escapar a los tres maleantes enjaulados y
encadenados que viajan con ellos. Uno de estos, Jaqen H´gar, entiende que, está
en deuda con ella, y al encontrarse de nuevo en la fortaleza de Harrenhall (el
como Titiritero de Sangre, y ella de sirvienta), le dice que tiene un
compromiso con ella, ya que al salvar tres vidas, el matará en nombre de su
dios otras tres personas que Arya elija.
Tras
haberle dado ya dos nombres, llegan a la fortaleza como prisioneros algunos
miembros de la casa Bolton (vasallos de los Stark), y la niña enreda a Jaqen
para que este le ayude a liberarlos. Al hacerlo, H´gar considera la deuda saldada, pero le regala a
Arya una moneda y una frase (valar marghilus), para que pueda encontrarle
fácilmente si algún día le busca o le necesita.
Al
mismo tiempo, La Guardia de la Noche con Lord Comandante Mormont al frente, va
de expedición al Norte del Muro buscando a un antiguo desertor, Mance Rayder
(considerado el Rey más allá del Muro). Por delante del grupo va una
avanzadilla con cuantos hombres, entre los que se encuentran Qhorin Mediamano y
Jon Nieve, pero desafortunadamente son capturados por los guerreros salvajes.
Mediamano entonces, ordena a Jon que se haga pasar por desertor para tratar de
averiguar qué se proponen. Él acata la orden, y descubre que Mance Rayder está
reclutando a los salvajes para levantarse contra el Muro, pero el precio a
pagar por esta estratagema será la vida de Qhorin
En
Desembarco del Rey, Tyrion se erige como la nueva Mano, e intenta conspirar
contra su hermana Cersei, y salvaguardar el reinado de los Lannister acordando
alianzas matrimoniales con los hijos de ésta. Para ello Tyrion tendrá que usar
toda su inteligencia y ardides ya que el nuevo Rey, cada vez más borracho de
poder, ejecuta su crueldad tanto ante el pueblo como ante Sansa.
Por
si toda esta situación no fuese ya de por sí caótica, también los dos hermanos
Baratheon, Stannis y Renly (cada uno por su lado y enfrentados entre sí),
reclaman como descendientes directos el trono de hierro, y para conseguirlo
ambos se apoyan en causas tan dispares como una nueva religión o la rumorología
según la cual se pone en duda la legitimidad de los hijos de Cersei. El
enfrentamiento entre ambos terminará con la muerte de Renly, y la fuerza cada
vez más poderosa del nuevo Dios Rojo con Melissandra a la cabeza.
Finalmente,
desde el otro lado del Mar Angosto, Daenerys, la madre de los dragones, intenta
proteger a su diezmando kalhasar en Qarth, y conseguir un barco para llegar a
Desembarco del Rey y reclamar lo que cree que le pertenece por derecho aunque
eso suponga poner en riesgo su vida: los siete reinos y por su puesto, el trono
de hierro,
Cuando
se trata de una heptalogía (o al menos esta en concreto), lo de “segundas
partes nunca fueron buenas”, no se cumple, Es más, este segundo paseo por
Poniente te deja en una especie de síndrome de abstinencia que sólo se calma
cuando ya tienes en tus manos “Tormenta de Espadas”, (la tercera parte de la
saga).
Pero
vayamos al lío. Lo que menos me ha gustado de esta novela al igual que en la
primera, son las largas explicaciones de las generaciones y generaciones de las
distintas casas (que no digo que no tengan su gracia, pero a mí me resulta
excesivo). En cambio, casi no puedo decidir qué es lo que más me ha gustado: la
trama, los personajes (mis favoritos siguen siendo Tyrion y Arya), o los
“capítulos de fantasía”.
Probablemente,
por la novedad, elegiría esto último. Me encanta que cuando ya te has
acostumbrado a los pasajes de ficción, y crees que ya conoces los supuestos
caminos que lleva la novela, R.R. Martín se las arregla para sacarse de la
chistera algún que otro “momento Lost” (en el más estricto sentido de la expresión).
Me fascina. Sólo espero que el resto de la saga (que es mucha), se mantenga a
este mismo nivel.
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