Legado en los huesos de Dolores Redondo

 

El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Salazar, la inspectora de la policía foral que había resuelto los crímenes del llamado Basajaun y que  sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia había reunido las pruebas inculpatorias  de Medina, que imitando el modus operandi había asesinado, violado y mutilado a adolescente hija de su mujer. De pronto, el el juicio debe cancelarse: el acusado suicidarse en los baños del juzgado. Ante la noticia, Amaia es reclamada por la policía: el asesino ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, que contiene un escueto e inquietante mensaje con una sola palabra. “Tarttalo”.

Ya sabeis que me suelo mantener un poco al margen de las modas editoriales, que estos fenómenos mediáticos me dan un poquito de alergia porque creo que no ponen en su justo lugar a los libros, y, dicho sea de paso, muchas veces a los lectores nos hacen un flaco favor puesto que emprendemos la lectura con unas expectativas altas pero falsas, de esas que se estrellan casi en el primer capítulo. 

Dicho esto, confieso que no he podido resistirme a “Legado en los Huesos”. Quería saber cómo continuaría esta saga ya que el primer libro me dejó un buen sabor de boca. Y pese a haber sido una lectura con la que me ha costado empatizar en un principio (ha sido más cosa mía que del libro, por no dejar tiempo suficiente para reposar la lectura anterior), reconozco que me ha gustado incluso más que la primera entrega.

Dolores Redondo continúa aquí con las características que nos presentó en “El guardián invisible”; sigue concediendo el protagonismo a Amaia, de quien vamos descubriendo más elementos inquietantes de su pasado, y que acaba de ser madre. También ahonda en las descripciones extensas de los parajes del Baztán, nos presenta un nuevo ser mitológico — el “Tarttalo”—, y continúa narrando con gancho; con capítulos cortos, intriga convenientemente dosificada y un buen ritmo en la acción.

Pienso que el principal acierto de esta novela es la profundización en sus personajes. En el primer libro los conocimos, y en este se van desvelando más detalles de cada uno de ellos (Montes, Flora, etc...) pero sobre todos ellos gira el personaje de Amaia, que sufrirá un cambio total en su vida por su reciente maternidad, y cómo ésta ha de afectarle. Dolores Redondo, perspicaz, ha escogido esta línea consiguiendo captar al público femenino (a las madres en concreto), desde la emotividad. Es muy fácil empatizar con la protagonista porque creo que todas hemos pensado como lo hace ella; creemos que no hacemos lo suficiente o nos cuestionamos si lo estamos haciendo bien con nuestros retoños. Nos frustramos por no ser unas “madres de manual”, sin ser conscientes de la irrealidad que nos han vendido... En fin. Volvamos al libro...

También hay algunos personajes que Dolores nos presentó en “El guardian invisible”, que van evolucionando y tienen en esta entrega más relevancia, como Dupree, de quien intuyo que será incluso más importante en el tercer libro de la trilogía. Junto a estos, la autora incluye nuevos personajes como el juez Markina, que le da el punto de sal (más vale) a la relación de cuento de James y Amaia que tan edulcorada me pareció en el primer volumen.

Y la intriga, de la mano con lo “sobrenatural”, sorprendentemente, también me ha gustado. Os comenté en una reseña anterior que a pesar de no ser una de mis temáticas favoritas, si lo sobrenatural está bien tratado, viene al caso y se enraiza con fundamento en la narración, lo acepto sin reservas. Y este es el caso. Vuelven los fantasmas del pasado, se recrea una vez más la maldad de la madre de Amaia, y frente a esta y a la imagen del Tarttalo, se oponen las “fuerzas del bien” como Dupree y sus intuiciones, la tia Engrasi y el tarot, o la presencia del Basajaun y de Mari cuando Amaia se introduce en la naturaleza.

Así que os propongo una lectura entretenida, con un buen ritmo, intriga, y unos personajes que van tomando fuerza con cada entrega. ¿Qué os parece? ¿Os animáis?

Feliz día.