Lágrimas negras
Pintando aquellos extraños bisontes fue como finalmente alcanzó la fama. Aunque ahora no había un solo lugar en la ciudad en el que no aparecieran aquellas aguadas siluetas negras, ella no podría olvidar que hacía tan solo unos meses mendigaba por exponer sus pinturas en cualquier pequeño lugar de alguna remota sala de exposiciones. Deslizó el pincel perezosamente sobre el lienzo y recordó la última negativa de la galería. Sonrió al evocar cómo tras aquella explosión de lágrimas amargas embebidas de rimmel que derramó sobre el lienzo, su suerte había cambiado.
Papá
Pintando aquellos extraños bisontes, esbozó una media sonrisa y yo fantaseé con la absurda idea de que nada había cambiado, pues, por mucho que dispusiera con absoluta ceremonia el papel sobre la mesa y frunciera el ceño en aquel gesto decidido, aún seguía sin tener habilidad alguna para el dibujo. Y fue allí, al verle nuevamente concentrado, eligiendo los colores y trazando esos extraños seres con total soltura, cuando por un instante, acaricié la sensación de sostener entre mis manos un pedazo de cielo.
Aportaciónes semanales al REC (yo sigo haciéndole la ola a las musas...)
Qué bueno! Me ha gustado todo, desde el título a la doble perspectiva, felicidades. 1beso!
ResponderEliminarMuchas gracias Tizire, eres un amor.
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El segundo me ha parecido tierno, el primero muy ingenioso para resolverlo :)
ResponderEliminarBesos
Gracias, Marilú. Últimamente ni me creo la racha que llevo ;)
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El primero magistral, qué poco saben de arte algunos. Y muy tierno el segundo. Un besote, Izaskun.
ResponderEliminar¡Mi Loren, con que buenos ojos me lees! Muchas gracias. Sigo aprendiendo, magister.
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