Siempre me ha sorprendido
la capacidad de los letristas para contar con acierto, en tan sólo dos minutos
y con los bises de los estribillos, historias como por ejemplo “Cruz de
Navajas” o esta “A la sombra de un león”. Reducir a la mínima expresión la
narrativa sin perder por ello ni un ápice de sentimiento me parece un trabajo
casi de prestidigitadores, ¿no os parece? Así que, en esta ocasión creo que la
letra será hoy la mejor presentación para el rincón musical.
Llegó con su espada de madera
y zapatos de payaso a comerse la ciudad
compró suerte en doña Manolita
y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar
un vals como dos enamorados
y dormirse acurrucados a la sombra de un león.
—¿Que tal?, estoy sola y sin marido
gracias por haber venido a abrigarme el corazón.
Ayer a la hora de la cena
descubrieron que faltaba el interno dieciséis
tal vez disfrazado de enfermero
se escapo de Cienpozuelos con su capirote de papel
A su estatua preferida un anillo de pedida
levanto en El Corte Inglés
con él en el dedo al día siguiente
vi a la novia del agente que lo vino a detener.
Cayó como un pájaro del árbol
cuando sus labios de mármol lo obligaron a soltar.
Quedó un taxista que pasaba
mudo al ver como empezaba la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central,
y chocó contra el Banco Central,
y chocó contra el Banco...
y zapatos de payaso a comerse la ciudad
compró suerte en doña Manolita
y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar
un vals como dos enamorados
y dormirse acurrucados a la sombra de un león.
—¿Que tal?, estoy sola y sin marido
gracias por haber venido a abrigarme el corazón.
Ayer a la hora de la cena
descubrieron que faltaba el interno dieciséis
tal vez disfrazado de enfermero
se escapo de Cienpozuelos con su capirote de papel
A su estatua preferida un anillo de pedida
levanto en El Corte Inglés
con él en el dedo al día siguiente
vi a la novia del agente que lo vino a detener.
Cayó como un pájaro del árbol
cuando sus labios de mármol lo obligaron a soltar.
Quedó un taxista que pasaba
mudo al ver como empezaba la Cibeles a llorar
y chocó contra el Banco Central,
y chocó contra el Banco Central,
y chocó contra el Banco...
Conocida por haber sido
interpretada por Ana Belén, la letra de esta canción oculta a un narrador en
esta ocasión tierno y emotivo que compartió escenario con la cantante para
poner voz a esta preciosa fábula: Joaquín Sabina. Y es que “A la sombra de un
león” llega e impacta más que por su melodía, por la deliciosa historia que
cuenta.
Recomendación literaria:
Puesto que hablamos de
una locura sin violencia, más bien tierna, pienso que tiene sentido que la
recomendación literaria de hoy sea: “Los renglones torcidos de Dios”; un libro
que he releído en varias ocasiones y cuyas descripciones de los internos y sus
enfermedades nunca me dejan indiferente. ¿Lo conocéis? Si no es así, os lo
recomiendo.
Alice
Gould es ingresada en un sanatorio mental. En su delirio, cree ser una
investigadora privada a cargo de un equipo de detectives dedicados a esclarecer
complicados casos. Según una carta de su médico particular, la realidad es
otra: su paranoica obsesión es atentar contra la vida de su marido. La extrema
inteligencia de esta mujer y su actitud aparentemente normal confundirán a los
médicos hasta el punto de no saber a ciencia cierta si Alice ha sido ingresada
injustamente o padece realmente un grave y peligroso trastorno psicológico.
Esta historia es genial, de acuerdo contigo respecto a la dificultad de prestidigitadores. Y al novela, leída, me uno a la recomendación es de esas que al menos una vez en la vida :)
ResponderEliminarBesos
Me alegra coincidir en gustos, Marilú. Me parece una letra llena de sensibilidad al igual que "Los renglones".
EliminarMil besos
Fíjate que no conocía la canción de Ana Belén :o La novela sí, también es de las releídas (incluso requeteleída), totalmente recomendable.
ResponderEliminarUn abrazo
Bien por la novela. Y espero que bien por haberte descubierto la canción si es de tu gusto...
EliminarMil besotes, preciosa.