¿Bastan un beso robado, un salto desde un tren en
marcha, la sombra de una mujer que me rodea alrededor de una casa, una
borrachera de media tarde o las preguntas arriesgadas de una niña para
conformar un mundo que se baste a sí mismo y cuente la vida entera? Si
quien escribe es Alice Munro un simple adjetivo sirve para cru zar las
fronteras de la anécdota y colocarnos en el lugar donde nacen los
sentimientos y las emociones.La gran autora canadiense nos sorprende de
nuevo con Mi vida querida , una colección de cuentos donde vemos a
hombres y mujeres obligados a traficar con la vida sin más recursos que
su humanidad. Comienzos, finales, virajes del destino... y de repente,
cuando creíamos queel relato llegaría a su obvia conclusión, Munro nos
invita a dar otra vuelta de tuerca que cambia el fluir de los
acontecimientos y emociona al lector, mostrando hasta qué punto esa vida
cotidiana que tanto nos cansa puede llegar a ser extraordinaria.Cierran
el volumen unas páginas que Munro dedica a su propia vida, unas notas
espléndidas donde lo personal se funde con la ficción, pues, en palabras
de la misma autora"la autobiografía vive en la forma, más que en el
contenido
Alice Munro (Ontario, 1931 - ) escritora canadiense hija de una profesora y un granjero, cursó estudios de periodismo y filología inglesa en la Universidad de Western Ontario, aunque los abandonó para dedicarse a su familia. En la universidad conoció a su primer marido, James Munro, con quien ha tenido tres hijas y junto al que regentó una librería (Munro´s Books). En 1972 se divorció y se volcó en su carrera de escritora para volverse a casar en 1976 con Gerald Fremlin. Ha sido galardonada con multitud de premios siendo el Nobel de Literatura el último y más importante de cuantos ha obtenido. Sus características narrativas la han llevado a ser comparada con Chéjov por su “claridad y realismo psicológico”, como ha destacado la Academia.
El último Premio Nobel de Literatura me sorprendió entre las páginas de “Mi vida querida”, una de las obras de la galardonada Alice Munro. Por eso, a pesar de que hace ya unos meses que leí este libro de relatos, he tardado bastante en reseñarlo (por el apuro de quedarme corta o excederme en críticas o elogios). Finalmente me he decidido a contar mis impresiones sin tener en cuenta quién es la autora del libro ni el prestigioso premio que ha recibido.
Así, os diré que acercarse a los relatos de Alice Munro es, al igual que en la obra de Chéjov (no es en vano que la tilden de la Chéjov canadiense), asomarse a una pequeña ventana que muestra un momento preciso de la vida de unos personajes. No tiene porqué ser un instante peculiar, ni algo especialmente reseñable a priori, pero tras la lectura del relato el lector recibe la sensación de que sí hay algo significativo en las palabras que ha leído porque pese a carecer de artificios, Munro despliega un mundo especial en el que los detalles (a todos los niveles: psicológicos, geográficos, narrativos...) son importantes. Todo lo natural o cotidiano tiene interés para ella, y su magia reside en saber llevarnos en volandas por esos instantes de normalidad, dotando de realismo todas sus narraciones.
En los quince relatos que conforman este libro podemos descubrir la literatura de Alice, donde lo más sorprendente — en mi opinión —, son dos cosas: su determinación para hacer de cuanto conoce el mundo básico en el que enraiza sus historias y la elaboración de sus finales.
Asombrosamente, y distanciándose de las últimas modas literarias, la autora no habla de lugares lejanos o desconocidos, sino que tiene la habilidad de mostrarnos relatos interesantes siempre localizados en su Canadá natal. De igual forma pasa con los personajes, que en su mayoría son femeninos. Así, buceando en sus propias emociones nos muestra protagonistas llenos de matices y profundos pese a la reducida extensión de sus relatos. De hecho, las últimas narraciones de este libro son, según se nos avisa, donde la escritora ha volcado parte de su vida, y es aquí donde podremos confirmar que no hay un cambio significativo entre estos relatos y los anteriores, sino que parecen pertenecer a un mismo cauce.
Dota de engañosa sencillez su habilidad para elegir las palabras exactas y la extensión perfecta de sus frases y párrafos. En ocasiones parece que divaga en recuerdos, pero es un ardid para evitar que el lector encaje la lectura en algún eco conocido anteriormente. Porque si Munro es experta en algo, es en esos finales curiosos por no estar del todo explicados, por esa sensación de desenlace suspendido en el aire, que deja al lector pensativo durante un tiempo.
En cuanto a mi elección personal, de todos los relatos que conforman “Mi vida querida”, me quedaría con “Grava”, como ya os comenté, por ser algo diferente a los demás, quizás menos cercano al escritor ruso, pero igualmente con una carga literaria —tanto en forma como en contenido—, indiscutible y extraordinaria.
Y vosotr@s, ¿habéis leído algo de ella?¿qué os ha parecido?
Feliz día.
Aún no he leído nada de Munro, frené mi entusiasmo porque fui viendo comentarios un poco decepcionados de la lectura de esta autora, aunque yo pienso que es más que no hay mucho hábito de leer relatos. Me anima ver tu reseña porque responde más a la idea previa que tengo de la autora y sus libros.
ResponderEliminarBesos
Hola Ana! Pues me alegro de que te sirva para acercarte más a su obra. Yo también creo que no tenemos, en general, cultura de relato, por lo que nos es más complicado elegirlos como lectura y valorarlos en su justa medida. Por mi parte, desde el año pasado estoy intentando ponerle solución alternando novelas y relatos. ¡Y lo estoy disfrutando muchísimo!
ResponderEliminarUn besote
La verdad es que es una autora que no me hace mucho tilín...
ResponderEliminarBesotes
No siempre se puede acertar... ;)
EliminarBesos