Microfilias: ¡Oh Capitán, mi Capitán!

Le deseé que tuviera un buen turno. Yo, en cambio, volvería a la soledad resultante de mis torpes ilusiones románticas, al apartamento cuya hipoteca me obligaba a continuar en aquel trabajo penoso.

Maldito Carpe Diem.

Malditos Poetas Muertos.

Maldito seas ¡Oh Capitán,  mi Capitán!

Idiotizada a partes iguales por mis ideales juveniles, la famosa película y su lema universal, decidí seguir a mi corazón desatinado. Cautiva de sus ojos y su arrolladora personalidad, rompí con todo y con todos. La cicatriz que recorría mi labio superior de lado a lado dividiéndolo en dos partes desajustadas revelaban un recuerdo amargo de aquella pesadilla. Y no era el único.

Mi aportación al REC semanal.