YULQO: El síndrome de los secundarios

Uno de los puntos que más me interesa analizar de las lecturas son sin duda los personajes. ¿Qué sería de la literatura sin ellos? Me encanta que una vez que vuelvo la última página, alguno de sus protagonistas “salte” el espacio físico que separa el libro de mi cuerpo y me acompañe durante un tiempo. ¿No os ha sucedido?

Me encanta coger el cuaderno y diseccionar allí con el bolígrafo por bisturí el calado psicológico de los personajes, sus descripciones, la evolución que ha tenido dentro de la obra, su credibilidad y la relación con otros personajes. Sin embargo, sufro de un síndrome un tanto particular. El síndrome de los secundarios. Y no, no penséis que únicamente me sucede con los libros, sino que esta enfermedad se extiende al cine, televisión y música (¿no os ha pasado nunca que el cantante guapete del grupo no os llama y sin embargo al que le ponéis ojitos es al guitarra?). 

En los libros sigo con interés al protagonista de las obras, pero con quien realmente empatizo es con los secundarios. Aunque no siempre sean “buenos”. Es más fácil descubrir algún rasgo propio en sus imperfecciones y en general son más humanos, dan más juego porque suelen mostrar lo que la voz oculta del autor quiere enseñarnos. Secundarios inolvidables como Sancho Panza, el Ciego del Lazarillo, Watson, el Portuga, etc nos muestran su realismo con sencillez.

Y vosotr@s ¿sois más de principales o de secundarios? ¡Gracias por vuestros comentarios!