La lluvia
de fuego que lentamente devoraba la ciudad llegó precedida por un manto de
ceniza que anunciaba el final inminente. Aterrorizados, buscaron refugio en sus
casas, sufriendo la catarsis propia de quien ve la muerte acercarse con
ferocidad, mientras esperaban impotentes el momento en que todo acabaría.
Él la
miró de reojo, intuyendo la oportunidad largamente esperada. El semblante
asustado y la luz líquida de la mirada de la muchacha parecían señalar el
camino, pero la magia se esfumó cuando proyectaron las últimas seis letras, en
el momento en que su rostro emocionado dejó de reflejar las luces de la
pantalla.
Mi aportación al REC semanal.
Olé, un dos en uno muy bien trenzado. Muy bien ligado el tránsito entre las dos historias.
ResponderEliminarAbrazos Filias.
Gracias, Miguel. Es la parte de la que más satisfecha me siento.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Filias.
ResponderEliminarVaya micro más bien cuajado, como las tortillas de patata de mi madre. Esas seis letras me han dejado encantada por la sorpresa.
Felicidades, reinamora.
Un besazo
¡Gracias Towi, reguapetona! Que es bien difícil sorprenderte a tí con esa imaginación tan portentosa que te gastas. Un besote de película.
EliminarMe ha encantado. 1beso!
ResponderEliminarGracias, Tizire, eres un solete.
EliminarBesos mil.
Vaya qué mala suerte ahora que se iban a besar. Bueno habrá que esperar a la segunda parte. Un abrazo.
ResponderEliminarJajaja. Una pena, ¿verdad? Le tendré que dar un empujoncito al muchacho a ver si se anima...
EliminarBesotes
Yo también podría hacer referencia a la tortilla de patatas... vaya vuelta le has dado (a la tortilla y al micro). Muy bueno.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Ana. Vuestros comentarios son una inyección de ánimo para continuar escribiendo.
EliminarUn beso gigante.
Es un final sorpresivo estupendo, genial!! de los que te deja con una sonrisa en los labios de ¡ostras!
ResponderEliminarBesos