Hay periodos en los que ni siquiera me planteo qué lectura elegiré tras el libro que tengo entre manos, porque todo va fluyendo de manera más o menos natural y según el orden que lleva la estantería. Sin embargo, hay otras temporadas en las que me resulta muy complicado decidir qué libro me apetece leer.
Generalmente cuando pasa esto es porque la obra que estoy leyendo no me termina de convencer, y entonces empiezan las dudas: ¿y si el libro que tenía pensado empezar es parecido?. «Ni hablar», pienso. Y me lanzo a buscar una próxima lectura que en principio tenga los ingredientes básicos para que me llene. Otras veces (en su mayoria es así), son los libros los que escogen su momento, y llegan a mis manos o al blog de manera fortuita pero inevitable, usurpando el lugar al ejemplar que en principio iba a ser el próximo en ser leído. ¿No os ha pasado? A mi me sucede a menudo, así que voy a tratar de analizar un poquito porqué elegimos un libro en concreto y no otro ejemplar.
Y es que creo que tan importantes son los motivos de abandono de los que hablábamos en la última entrada como las razones por las que terminamos eligiendo una lectura y no otra.
Lo hablaba hace poco con unos amigos y desde luego hay razones dispares (de mayor o menor peso). Me he divertido mucho con los comentarios que han surgido y que pasan tanto por motivos justificados (como conocer un periodo concreto de la Historia, o a un autor determinado) como los que no lo son (el azar en muchas ocasiones, las reseñas emotivas, un arrebato al ver una imagen de portada sugerente, una sinopsis que te atrapa desde la emoción) pero en conjunto se pueden agrupar en dos líneas: Las razonables o cerebrales y las emotivas o viscerales.
A mí me parecen más interesantes estas últimas, porque son inesperadas e imprevisibles, y reflejan mucho más del lector y qué es lo que realmente le motiva, qué le hace moverse. Pero entre todas las razones, hubo una que me sorprendió y acerca de la que he estado investigando. ¿Conocéis la teoria de la página 99?
Según afirmaba Ford Madox Ford leer la página 99 de un libro nos dará las pistas para saber la calidad literaria de la obra. Asegura que una vez libre de la necesidad de captar al lector —propio de las primeras páginas de un libro—, el autor puede dar rienda suelta a su esencia real y escribir de forma mucho más autónoma y sobre el tema que ha elegido tratar.
Esta teoría que yo desconocía, parece que está bastante asentada en el mercado anglosajón. Tanto, que incluso hay una web que permite leer la página 99 de diferentes obras para que valoremos la lectura y estimemos si es o no interesante adquirirla.
¿Y vosotr@s, conocíais este asunto de la página 99?¿Qué os mueve para escoger una lectura y descartar otra?
¡Gracias por vuestros comentarios!
No conocía la teoría pero me parece la mar de interesante y puede que tenga sentido: ¡cuántas veces un libro empieza fuerte y luego va naufragando poco a poco! Creo que a partir de ahora me voy a fijar siempre en esa página para saber si el libro vale o no la pena... 1beso!
ResponderEliminarYo tan solo le veo un pequeño problemilla...¿Y las novelas cortas? si buceas en la 99 lo mismo destripas la esencia de la historia...
EliminarBesos
Qué curioso, no conocía lo de la página 99. Pero voy a investigar :) De todas formas, ya te puedes imaginar, yo no escojo a los libros, me escogen ellos a mí. Algunos con trampas, es verdad. Pero el método me funciona y pocas veces me equivoco, luego me gustará más, mucho más, o normal, pero no me quejo. Vamos, que soy de las viscerales,ya tú sabes :)
ResponderEliminarBesos
Si mi amol, ya yo sé. A mi me pasa parecido-igual, pero a veces, si controlo la siguiente lectura, y este, es un método tan bueno como cualquier otro (para novelas de al menos 300 páginas, porque si no, al leer la 99 igual das al traste con el misterio de la historia).
EliminarBesos guapa.
Sabía lo de la página 99 por un blog que cuando empezaba lectura ponía un fragmento. Me parece super curioso.
ResponderEliminarA mi también me parecen más interesantes esas elecciones fruto del impulso, yo soy de esas, aunque intento últimamente organizar un poco pero sí, al final todo es también por ese impulso. No tengo remedio :)
Beso
Creo que lo impulsivo es lo mejor. Al final nuestro inconsciente aflora y de alguna manera nos hace elegir lecturas que nos son cercanas, como si fuera mágico y nos dejamos guiar por impulsos que no sabemos justificar. ¡Genial! ¡Viva la improvisación!
EliminarBesos
Hola, guapa.
ResponderEliminarNo conocía la teoría de la página 99, pero ese número es mi número favorito (bueno, realmente lo es el 9). El 99 ha marcado cosas importantes en mi vida y otras tontas. Te diré que mi padre cuando hizo la mili era el soldado 99. Un bus que venía a recogerme para ir al trabajo me recogía en el número 99 (esta es la parte tonta). Y mi número en una oposición fue el 99... A partir de ahora adopto esta teoría para mí.
Gracias, gracias.
Un beso muy grande.
¡Anda, Towi, qué bueno! Mi número es el 8, aunque es por elección, no porque haya marcado mi vida especialmente...Tendré que darle un par de vueltas al tema. Lo mismo estoy haciendo la bonoloto mal y por eso no me toca? jajaja. Un beso reguapa y ¡todo al nueve!
EliminarHola Amiga, yo no conocía esta teoría que me he guardado con tu permiso, porque me ha encantado. Te voy a confesar que cada vez menos ...leo novelas de 300 o 400 hojas. Cada vez estoy más enganchada a la novela corta o condensada que me permite cambiar de autor cada poco tiempo y ampliar los horizontes de lectura. Ya soy fan de los libritos de Anagrama, de Impedimenta, de Periferica,.... Acantilado....jó, ¡qué buenas lecturas!
ResponderEliminarLos libros me eligen a mi, de eso no tengo duda y tengo que contenerme para no llevármelos de tres en tres. Este fin de semana lo he pasado enterito al lado de Geroge Simenon, "La casa del canal" y he mirado su página 99, tan elegante como las 98 anteriores y las 60 posteriores. :)
Un besazo y gracias por esta entrada.
Gracias a tí laura. No conocía a Simenon, pero coincido contigo en que últimamente mis lecturas no suelen ser de libros demasiado extensos así que yo también aprovecho tu comentario y me apunto "La casa del canal"; ). Un fuerte beso, preciosa.
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