Empezó a pensar en un nuevo teorema, y por eso no reparó en el disimulado movimiento de su esposa, que inquieta, deslizaba entre las manos un ejemplar de la estantería antes de salir apresuradamente del despacho. Una vez sola, cerró la puerta de su habitación y leyó con avidez las páginas mientras alzaba sus dedos temblorosos calculando las probabilidades. Sacudió la cabeza al comprobar que en esta ocasión no sería la ciencia quien la salvaría si se descubría la verdad. Negro. Se acercó al tocador, tomó el rosario con una mano mientras con la otra acariciaba su vientre abultado, y comenzó a rezar.
Mi despojito de esta semana para REC
Entiendo que viene aquel negrito del África tropical...
ResponderEliminar¡Jajaja exactamente solete!
EliminarBesicos.
Me ha encantado este micro, sea o no correcta mi interpretación. Además , jaja los guisantes del tal Mendel... Qué pillos. Buenísimo.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Loren. Y si. Has acertado de lleno con tu interpretación.
EliminarBesicos mil
Me ha gustado, sobre tpdo el desenlace y me ha hecho gracia porque en una reseña precisamente hablo de estos guisantes.
ResponderEliminarBesos
Pues ahora no recuerdo tu reseña. ..qué pena. De todos modos muchas gracias por comentar. Eres un amorcete. Muacsss.
EliminarBesicos
Jajaja, humor genético, jajaja.
ResponderEliminarBesines,